Ñizolke zugu Dios ñi Nütxam pu Chilemapuche ñi zugun mew:

y la composición intertextual de la traducción intercultural al mapuzugun, terminada en 1902 e impresa en 1903. Al concebir ambos aspectos como reflejo de las cir - cunstancias específicas de la traducción de este compendio de la Historia Sagrada así como un trabajo “colaborativo” entre el padre Félix de Augusta y los descendientes de caciques Pascual Segundo Painemilla Ñamcucheu y José Francisco Kolün, los consideramos dos tópicos de análisis muy potentes para arrojar nuevas luces sobre la concep- ción de la colonización interna de los mapuche, cuya des- cripción como un proceso de Ocupación-Pacificación-In - corporación de la Araucanía nos muestra a los misioneros como la mano derecha del Estado colonizador y a los ma- puche como colonizados. Paralelamente, en fuentes de ar- chivo tales como diarios, cartas, bitácoras o publicaciones se deja rastrear que, desde inicios del siglo XX, una de las demandas permanentes de numerosos representantes del pueblo mapuche en diálogo con la oficialidad no indíge - na como a nivel interno, ha estado enfocada en el acceso a la educación y a aspectos lingüísticos. Tempranamente los caciques y logko 33 de comunidades invadidas por las tropas militares chilenas, tomaron la decisión de enviar a sus hijos a las escuelas misionales que se afianzaban en el territorio mapuche desde mediados del siglo XIX con distintos niveles de aceptación por parte de las familias y comunidades aledañas. Estratégicamente, era convenien- te que algunos jóvenes mapuche recibieran los principios de la educación institucional impartida por los misioneros ubicados en diversos puntos de la Araucanía, ya sea cató- licos o anglicanos protestantes. 34 Acceder a una educación que asegurara el conocimiento del castellano, de la lec- toescritura y de las pautas conductuales mínimas para la vida fuera del entramado social mapuche, eran, sin duda, deseables logros que podían marcar diferencias profundas a la hora de enfrentar el racismo transversal basado en la diferencia étnica. Transcurrieron un par de décadas para que el enfoque de las demandas sociales adquiriera otro rumbo: sumado al deseo, por conveniencia, de aprender las herramientas del colonizador, el escenario se diversificó y se elevó la alerta por la pérdida de las tradiciones y del uso frecuente del mapuzugun. En Diarios mapuche 1935 - 1966 35 , dos autores presentan una selección de escritos publicados en diarios y periódicos redactados, diseñados e impresos por personas del pueblo mapuche, algunas de ellas aunadas en las que serían las primeras organizaciones políticas urba- nas. Los textos permiten imaginar el momento histórico de las primeras camadas de mapuche migrantes en las ciu- dades más pobladas de Chile. Un número significativo de esos/as escritores/as mapuche habían sido estudiantes en las escuelas misionales de las congregaciones capuchinas, donde aprendieron diferentes oficios, a la par que la doctri - na religiosa así como a hablar y escribir en español. 36 En- tre esta generación de jóvenes, hay quienes advirtieron las consecuencias de la exposición cada vez más permanente al castellano hablado y escrito, que poco a poco generaba 33 El ordenamiento sociopolítico del pueblo mapuche reconoce liderazgos en personas denominadas “logko”, que literalmente significa “cabeza”. En el libro Cartografía cultural del Wallmapu (2019) se brinda la siguiente definición: “Autoridad tradicional mapuche, ligado principalmente al ámbito político, aunque en situación puede cumplir también un rol religioso. El espacio donde ejerce su dominio se denomina lof mapu . Su existencia tiene directa relación con el linaje al cual pertenece, véase Mansilla 2019: 42. 34 Véase Pavez 2015: 343. 35 Véase Alvarado Lincopi y Antileo Baeza 2019. 36 Un caso poco conocido de esta vinculación entre misioneros e intelectualidad, es la historia de Juan de Dios Curilem Millanguir (1912 - 1985), reconocido como el primer musicólogo mapuche. Nieto del cacique Camilo Puelpan Millanguir Hueitra, hizo sus primeros estudios en la escuela misional de Panguipulli, luego cursó algunos años de Humanidades en el Seminario Conciliar de San José de la Mariquina. Formó parte de la organización “Unión Araucana”, la cual tenía fuerte influencia de los sacerdotes católicos. Fue profesor y director de coros, así como columnista en los diarios El Araucano y Pelomtúe en la década de 1940, donde volcó sus ideas sobre el rol de la educación y la lectoescritura en el marco ético de la moral judeocristiana con ribetes de la religiosidad propia mapuche, véase Jordán, L. y Salazar, A. 2022: 20. — viii —

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