Geotermia en Chile: un siglo de historia para un desarrollo sustentable

26 Geotermia en Chile: un siglo de historia para un desarrollo sustentable. Para 1870 ya se contaba en Cauquenes con un gran establecimiento, que —con sus restaurantes, cantina, salas de billar y de música, patios, par- ques y laguna— modificó sustantivamente la práctica termal y, asociado a ella, la experiencia científica de los naturalistas que acudían a la montaña y tenían como paso obligado —y deseado— a estos baños. Esta infraestruc- tura impulsó nuevos modos de reproducir el paisaje, como el plano en el que se definieron ángulos de visión, encuadre y composición de los baños no aplicados con anterioridad, como da cuenta el Plano del Establecimiento Termal. Baños de Cauquenes , publicado en una guía de fines del siglo XIX (Figuras 10 y 11). Las aguas termales fueron domesticadas, intervenidas y calibradas en función de su uso terapéutico y de su posicionamiento en el mercado médico de fines del siglo XIX. Los pozones se transformaron en elegantes tinas de mármol de Carrara que ocultaron el manantial y al escenario que los albergaba. Este último fue convertido en un celebrado salón de baños, de estilo neogótico, con cuartos coronados con los retratos de profesores y médicos europeos, desde Josef Škoda (1805-1881) a Rudolf Virchow (1821-1902). Las efigies galenas representaban la autoridad de la medicina académica sobre este sitio, al mismo tiempo que revelaban el peso del ima- ginario termal europeo sobre los baños nacionales. Cauquenes fue leído y representado desde los spas franceses y alemanes, y sus regentes com- parados con sus pares mediterráneos, como sucedió con Karl Hess, aquel “apuesto alemán” que según el viajeroThomasWoodbine, poco tenía que envidiar a su tocayo de los Pirineos. 18 Así, a la mirada naturalista que vio en el escenario natural de Cauque- nes un espacio de ciencia, se sumó la mirada médica, que vio un reducto de salud, caracterizado no solo por sus aguas, sino por el establecimiento que en él se había levantado y el dinamismo que imprimían sus numerosos visitantes. Desde esta perspectiva, la imaginación termal se nutrió ya no solo del agua que brotaba de la tierra, de su temperatura y de sus compo- nentes, sino de la sociedad que sobre ella se había levantado. Para 1880 se contabilizaban en Chile al menos diez establecimientos de baños termales —como Apoquindo, Colina, Panimávida, Quinamávida y Chillán, entre otros— los que recibían en temporada estival una cantidad de visitantes que fluctuaba entre 2000 y 5000 personas. En este contexto, el análisis cobró fuerza como signo identitario del establecimiento, pero ya no solo en función de los criterios naturalistas, sino más bien de los nuevos paisajes que ayudaron a conformar, destinados a visibilizar y posicionar a Cauquenes y la calidad de su régimen curativo, en el mercado médico nacional. 18 ThomasWoodbine Hinchliff, Over the Sea and Far Away. Being a Narrative ofWanderings round theWorld (Londres, Longmans, Green and Co., 1876): 112.

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