Geotermia en Chile: un siglo de historia para un desarrollo sustentable

Figura 7. Volcán Antuco , c. 1860.Acuarela de Pedro José Aimé Pissis. Colección MHN, Santiago de Chile. Figura 8. Interior del cráter del volcán de Antuco . Cromolitografía de Eugène Ciceri a partir de Pedro José Aimé Pissis. Incluido en At- las de la Geografía de Chile . París: Delagrave, 1875. Biblioteca del Muséum, París. 23 Geotermia en Chile: un siglo de historia para un desarrollo sustentable. Las preguntas que cada naturalista va respondiendo son también dis- tintas, aunque esto, más que dar cuenta de una progresiva normalización de la enunciación, informa de las parcelas de interés que marcan la prác- tica naturalista de cada cual: Poeppig, Gay y Philippi comparten un no- table conocimiento botánico, lo que les permite reconocer especies e ir completando o corrigiendo las clasificaciones de su antecesor, así como ir recolectando ciertas especies con el fin de formar un herbario del volcán. Domeyko y Pissis, formados en la Escuela de Minas de París, coinciden en las observaciones geológicas, mineralógicas y topográficas, contando para ello con instrumentos de precisión, como el barómetro y el termómetro, y recolectando muestras de rocas y aguas para ser analizadas en gabinete. Sal- vo el primero, todos los otros viajeros realizan su excursión respondiendo a encargos del Estado chileno; son por tanto científicos oficiales que —con sus informes— deben rendir cuentas y sistematizar una información de interés público y de carácter geopolítico. La condición de extranjeros de estos cinco científicos (su acceso a publicar en otras lenguas y a presentar sus observaciones en centros de producción del saber naturalista, como París y Leipzig, por ejemplo) facilitó la rápida inclusión de este paisaje al atlas universal. Con ello, el volcán Antuco, junto a otros hitos de la región, pasó a informar aspectos que alimentaban una visión integral de la Tierra, demarcando datos como altitud, línea de nieve, características geomor- fológicas y biogeográficas, dinámicas físicas, químicas y magnéticas que componían un mapamundi cada vez más complejo. Hacia el final del siglo XIX, este conjunto de conocimientos permi- tió, por ejemplo, elaborar hipótesis que expandían el paisaje andino a un sistema volcánico de escala planetaria: el conocido Círculo o Cinturón de Fuego del Pacífico, propuesto a fines de la década de 1880 por el sismólo- go francés Fernand Montessus de Ballore —otro científico contratado por

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