Geotermia en Chile: un siglo de historia para un desarrollo sustentable
17 Geotermia en Chile: un siglo de historia para un desarrollo sustentable. Cauquenes, por su parte, fue un sitio cardinal para los naturalistas, via- jeros y bañistas interesados en conocer en terreno las aguas termales; no solo por su cercanía con Santiago, su impronta cordillerana y su interesante infraestructura, sino por su capacidad de construir y difundir un relato sobre sus paisajes, que articuló criterios geológicos con nociones médicas y comerciales. El haberse conformado como un atractivo destino por al- rededor de un siglo, generó —al igual que en Antuco— ricas escenas que fueron plasmándose en distintos tipos de registros: informes científicos y químicos, relatos de viaje, cartas de bañistas y viajeros, y dibujos, acuarelas, croquis y fotografías, entre otros, que ensambladas y analizadas, aportan entradas muy enriquecedoras de sus distintos paisajes en el transcurso del tiempo. El Tatio, finalmente, es un sitio icónico para la imaginación geotérmica en la cordillera de los Andes. Desde el punto de vista de la historia de la energía geotérmica como tecnología para la generación de energía eléc- trica; se trata del primer sitio donde se desarrollaron exploraciones con un foco exclusivamente geotérmico en Chile y Sudamérica. Fruto de estos trabajos científicos y de ingeniería, existen informes que contienen regis- tro de un imaginario geotérmico industrial y tecnológico de la cordillera, inspirado en la emanación de vapor de los géiseres. Si bien el desarrollo de estos proyectos geotérmicos y su tecnología focalizada en la producción de energía eléctrica fue abandonado —sin generar representaciones que ha- yan adquirido reconocimiento a escala nacional—, durante la exploración de sus potenciales se compusieron reportes científicos que han continuado circulando, abriendo ahora la posibilidad de reconocer en ellos experien- cias de paisaje. El estudio de estos tres casos no solo da cuenta de los imaginarios geohistóricos que componen los paisajes que remiten a la tierra americana vista aún desde el referente europeo; también nos permite profundizar en los modos de producción de los saberes científicos. Las preguntas sobre la datación de afloramientos rocosos y formas geológicas, sobre las cualidades y atributos del agua termal, sobre la química del vapor o sobre la frecuen- cia de los géiseres, se encuentran mediadas por las experiencias de terreno en la que confluyen agentes de diversos saberes. ¿De qué manera en las representaciones del paisaje se superponen conocimientos de sujetos loca- les, cuyas experiencias en terreno anteceden o acompañan a la sistemati- zación que viajeros, naturalistas o científicos hacen de ella? ¿Qué función toman estas experiencias en la producción del conocimiento geotermal? ¿Cómo su ausencia se hace presente en las representaciones de los paisajes geológicos?
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