Escritura e inclusión en la universidad: herramientas para docentes

267 P osfacio Escribir una tesis de centenares de páginas, con centenares de referen- cias, es un reto para cualquiera, incluso con buenas capacidades escri- toras. Todo el mundo sufre. Las dificultades varían según las personas: unas avanzan lentamente, otras se expresan con un estilo coloquial u oral, otras con una sintaxis barroca, con subordinadas e incisos, etc. Sue- lo corregirles detalladamente algunos capítulos, a modo de ejemplo, con el menú de guardar cambios del procesador. Pero la tarea de revisar y me- jorar la redacción es responsabilidad de la doctoranda. (Recordemos que aquí las prácticas varían según los países: en Gran Bretaña es corriente que la tesis final la revise una profesional especializada, que se anuncia en los campus universitarios, a menudo recomendada por las propias di- rectoras, y que cobra pequeñas fortunas por hacerlo. En España esto es inimaginable y, si una doctoranda cuenta con ayuda de este tipo, se suele mantener en secreto). La abundante literatura sobre reacción académica aporta ejemplos y orientaciones claras para muchas disciplinas. Yo enfatizaría estos crite- rios respecto a la estructura de una tesis: a. Evitar los capítulos de más de 30-40 páginas; subdividirlos en varios capítulos. No es necesario que todos los capítulos tengan la misma extensión, pero uno de resultados de 100 o 140 páginas desanima a cualquiera. b. Incluir un resumen al inicio de cada capítulo y unas conclusiones al final, evitando la repetición de ideas, sobre todo si los capítulos son extensos. c. Evitar los apartados extensos (4-5 páginas); hay que reestructurarlos en subapartados con títulos internos, que no tienen por qué incluirse en el índice, si este ya es extenso. d. Evitar la sucesión de 3 o 4 páginas iguales, con solo texto. Leemos me- jor cuando cada página tiene alguna particularidad (lista de puntos, gráfico, citación, título interno), que permita identificarla y recordarla. e. Eliminar las repeticiones innecesarias, que son un defecto habitual en la tesis, al escribirse a lo largo de varios años. Basta con dedicar un tiempo final importante a releer todo el documento, a situar cada dato en el lugar apropiado y a suprimir todas las repeticiones. Para redactar la prosa: a. Preferir la primera persona (“apuntamos”, “analizamos”) a la imper- sonalidad (“se halló”, “los datos fueron analizados”) y el plural de modestia al singular (“apunté”, “analizo”), siempre que la disciplina lo acepte, puesto que este punto estilístico presenta fuertes divergen-

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