Escritura e inclusión en la universidad: herramientas para docentes
219 C apítulo 4: ¿C ómo acompañar la escritura de tesis y memorias de ... L ectura : L a evaluación de la escritura define el contexto y la enseñanza La evaluación de la escritura es una actividad social que puede ser determinada por una variedad de factores individuales e institucionales, incluyendo los objetivos declara- dos para la enseñanza de la escritura, las filosofías disciplinares sobre la literacidad y el aprendizaje, las agendas políticas, los imperativos de eficiencia o las suposiciones cul- turales comunes sobre los escritores y la literacidad. Dado que los juicios reflejados en la evaluación están informados por factores como estos, la evaluación no es neutral: ella da forma a los contextos sociales y retóricos en los que la escritura se desarrolla, espe- cialmente en la escuela. Cualquier evaluación aplica valores específicos y también ani- ma a los escritores a adoptar esos valores. La forma en que los profesores u otros evalúan la escritura, el tipo de productos que se generan en esos procesos de evaluación (por ejemplo, notas, comentarios en artículos, decisiones sobre los estudiantes, respuestas a los borradores de los pares, etc.), y las consecuencias de esos productos pueden crear las propias competencias que cualquier evaluación de escritura pretende medir (Gould, 1981; Hanson, 1993). En otras palabras, lo que se enfatiza en la evaluación produce aquello que se define como “buena escritura” en una clase, un programa o un currículum. Asimismo, aquello que no es enfatizado se vuelve menos importante y podría no considerarse como una caracterís- tica de buena escritura. Por ejemplo, una actividad en clase en la que se solicite a los es- tudiantes identificar y comentar el uso del pensamiento crítico en los borradores de otros compañeros y compañeras enfatiza que el pensamiento crítico es parte de aquello que se considera buena escritura. Al pedir a los estudiantes mirar y evaluar el pensamiento crítico en los borradores, la señal que entregan los profesores es que ellos valoran el pen- samiento crítico y animan a los estudiantes a valorarlo también, posiblemente más que otros elementos en el borrador. La enseñanza de la escritura construye límites para el aprendizaje y la agencia de los estudiantes en contextos educativos y determina cómo estos entienden sus propias ha- bilidades. Por ende, puede afectar el currículum, los sentidos de legitimidad y las posibi- lidades de éxito de los estudiantes, así como el estatus del trabajo, la agencia intelectual y creativa y el mérito del profesor. Finalmente, la evaluación modela relaciones y vínculos de poder entre profesores, estu- diantes e instituciones. Dependiendo del marco institucional, profesores y estudiantes tienen grados variables de agencia para determinar el carácter de su trabajo, y los pro- fesores y estudiantes negocian su autoridad relativa, en parte, a través de las formas en las que la escritura de los estudiantes es evaluada y las consecuencias asociadas a di- chas evaluaciones. Las instituciones pueden usar la evaluación para orientar a profeso- res y estudiantes mientras les permiten ejercer su agencia, o alinearse con el currículum establecido con resultados de evaluación para determinar el foco de la enseñanza y así, circunscribir el alcance de la escritura de los estudiantes. La evaluación de la escritu- ra puede, de esta manera, funcionar como un medio para regular el trabajo y la libertad creativa de profesores y estudiantes. La evaluación de la escritura modela contextos y ambientes de aprendizaje: es un set de prácticas puestas en acción por las personas en circunstancias específicas y para propó- sitos particulares que tiene consecuencias tanto para quienes cuya escritura está siendo evaluada como para aquellos que la evalúan. Scott & Inoue, 2016, pp. 30–31; traducción propia
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