Escritura e inclusión en la universidad: herramientas para docentes
198 E scritura e inclusión en la universidad . H erramientas para docentes En relación con lo anterior, en el capítulo se planteó que citar implica varias tareas previas a la escritura misma: la delimitación de temáticas, las diversas formas de lectura y de registro de fuentes, el trabajo de pla- nificación de la propia escritura, entre otras. La tarea de escribir en un diálogo con las fuentes es también difícil, en tanto implica la búsqueda de un equilibrio entre los textos o ideas con las que se dialoga y los plan- teamientos propios de quien escribe; esta búsqueda significa introducir y sintetizar ideas diversas de otros autores, pero también relacionarlas, posicionarse y representarse a sí mismo como una voz válida que dialoga con y organiza los hallazgos o reflexiones de otros en su propio texto en torno a un propósito particular. Más allá de enseñar fórmulas o dar consejos acerca de cómo hacer mejor cada una de las actividades relacionadas con el trabajo con fuen- tes, las y los docentes pueden jugar un importante papel en introducir a los estudiantes en sus comunidades disciplinares, acompañándolos en el descubrimiento de las prácticas y formas específicas de escribir y cons- truir conocimiento, y ayudándolos a hacer propias las opciones disponi- bles y empoderarse en sus discursos como voces de autoridad capaces de dialogar con su campo a la vez que proponen visiones propias. Esto im- plica, por un lado, que los docentes observen con distancia y expliciten formas y convenciones que por momentos pueden parecer obvias, pero que no necesariamente lo son para los estudiantes. Por otro lado, también significa valorar los conocimientos y prácticas de escritura que ya tienen esos estudiantes cuando ingresan a la universidad, y ser capaces de en- tregar experiencias de aprendizaje significativas que se construyan sobre el diálogo entre su saber e ideas propias y los saberes y voces del campo al que se integran. Lo anterior se relaciona con una forma de entender la universidad y la educación superior como derecho, y que apuesta por la inclusión de po- blaciones históricamente excluidas de los espacios y comunidades en los que se genera el conocimiento autorizado. La exclusión de determinadas voces ha configurado muchos campos académicos con base en las expe- riencias, discursos y aspiraciones de apenas una parte de nuestra socie- dad. La tarea, por lo tanto, no es solo invitar a los estudiantes y valorar sus experiencias previas, sino también propiciar y facilitar su inclusión para visibilizar sus identidades e ideas y transformar gradualmente las configuraciones uniformes y poco representativas que tradicionalmente han tenido las comunidades académicas.
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