Escritura e inclusión en la universidad: herramientas para docentes

154 E scritura e inclusión en la universidad . H erramientas para docentes escribo. Por ello es que es difícil definir esto, esta autoría, de forma separada de todos los textos, encuentros y colaboraciones transformadoras. Esta persona que soy o, más bien, esta autora que escribe no sería nada sin las relaciones en las que me he apoyado o que me han transformado. Así que, sí, se los agradezco. Soy yo quien les agradece, pero, in- cluso con ello, la pregunta sobre quién soy o qué escribo no está completamente resuelta. Al reconocerme por lo que he escrito o quizá por lo que he dicho, entonces, están agra- deciendo al mismo tiempo a muchas personas, comunidades de colaboración, pero tam- bién a movimientos sociales. Butler, 2019, p. 1; traducción propia Las referencias a otros textos escritos u orales que son aludidos explícita o implícitamente en la escritura es lo que se denomina intertextualidad. Hablar con otros o escribir con otros son manifestaciones de este fenó- meno que, en la academia, implica estar familiarizados con los textos o discursos que construyen el conocimiento especializado en un área. Aun cuando escritoras como Butler se nutren de saberes que no están siempre en los libros, en la academia es común que se valoren —por sobre otras fuentes— aquellas que se reconocen como legítimas en un campo disci- plinar específico. Es en parte por ello que el ejercicio de la intertextuali- dad es desafiante para quienes comienzan a adentrarse en la cultura de su disciplina, ese mar de textos, visiones, formas de pensar e investigar en las que no todo parece igualmente válido. Quienes recién ingresan a la universidad tienen que aprender a par- ticipar en una nueva comunidad de práctica, con sus propias reglas y convenciones (Wenger, 1998). Si bien los estudiantes están habituados a respaldar sus argumentos o puntos de vista con fuentes diversas como videos de YouTube o lecturas literarias, no necesariamente conocen las convenciones para utilizar fuentes en una disciplina en particular. Esta práctica resulta todo un desafío para quienes no están familiarizados con el “mar de textos” que constituye el conocimiento disciplinar, que mu- chas veces perciben como ajeno. De hecho, para muchos estudiantes, las citas y referencias amenazan su identidad y los insegurizan, porque blo- quean su opinión y punto de vista. Muchos de ellos ven una dicotomía entre “decir lo que piensan” y “citar autores” (Zavala, 2011). Escribir estableciendo redes intertextuales con otros textos de la disci- plina supone una práctica específica del contexto académico, por lo que resulta un reto para quienes se enfrentan por primera vez a él. Por ejem- plo, las investigadoras Virginia Zavala y Gavina Córdova (2010) señalan, a partir del análisis de dos casos de estudio con estudiantes universita- rios de origen quechua, que muchas veces las convenciones académicas sobre la citación y la forma de construir el discurso académico entran en conflicto con las prácticas de literacidad propias de los jóvenes. Por su Continuación…

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