Repensar la investigación literaria en tiempos de crisis
Repensar la investigación literaria en tiempos de crisis 81 zación definitiva de la literatura en la cual ya no hablemos en términos binarios de lo universal-masculino y de lo otro-femenino, sino como una literatura que dé cabida a las escrituras que compongan todo el territorio, engrandeciendo los bordes y sus costas, sin zanjas, sin fron- teras. Por otro lado, lo flagelante de la mercantilización de la vida se apega a las concepciones de las cuestiones que nos rodean y los actos realizados en tanto cruzan apropiándose de variadas disciplinas, entre ellas el campo literario. Así es como se ha visualizado un retorno a la objetualización: autora-obra como un producto vendible y consumible. ¿Nos desapegamos o nos acercamos? Dejo una pregunta abierta, a sabiendas de las variantes respuestas. El individualismo descomunal desprendido desde el neoliberalismo acusa a estas autorías cierto grado de genialidad intrínseca, sin tomar en consideración los textos y obras que las preceden, por lo que pensar a las autorías femeninas ya no como un modelo atomizado sino como nuevas formas de ejercerla en comunidad, contribuiría a desmarcarse en alguna medida de lo salvaje del sistema. Citando a otras escritoras, hablar/leer sus obras desde la grandeza, circular la autoridad femenina, discutir (por qué no) acerca de asuntos cruciales que enriquezcan al pensamiento desde nuestras experiencias literarias, crea un movimiento y un entramado textual cuyo tejido nervioso inerva a los corpus escriturales femeninos. Lo colectivo para pensar en una voz o varias voces. Lo colectivo para respetar las diferencias. A partir de una premisa suscitada desde la cuenta de Twitter de Montserrat Martorell, escritora chilena –“todas las escritoras somos todas las escritoras”–, podemos desarmar el espacio-tiempo y la privación de identidades, desprendiendo que, si todas las escritoras son similares, la voz participativa contemplaría una sola identidad. Es así como el hablar por otras puede suponer un peligro al equiparar la expresión de subjetividades, opresiones y sus heterogeneidades, entrampando a la interseccionalidad, y finalmente, a nosotras mismas y entre nosotras mismas. A lo que voy es que al hablar por otras podemos estar acallando aquello que pudiera ser explicado, relatado, expresado a través de cualquiera de sus herramientas, de mejor forma por la(s) persona(s) en cuestión. Si bien esta frase no prescinde
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