Repensar la investigación literaria en tiempos de crisis

8 difusión. Ese mandato abarca tanto a las construcciones estéticas más formalizadas, generalmente asociadas con la “alta cultura”, como a aquellas producciones que emergen desde culturas indígenas y populares, y también desde mujeres, disidencias sexo-genéricas y otros grupos sociales históricamente marginados. Al mismo tiempo, el texto constitucional destaca la relevancia de impulsar un diálogo intercultural e interseccional que permita establecer una interacción horizontal entre las diversas culturas, identidades, sujetos y cosmovisiones de los pueblos, territorios y naciones que conforman este país. En este marco, también es importante detenerse en la referencia que se hace al papel de los libros y la lectura, cuyo fomento se instala como una obligación del Estado, al igual que la protección a los derechos de autoría y de interpretación en sus variadas formas, visibilizando el rol crucial que tienen los/as creadores/as y difusores/as culturales. Estas orientaciones, que destacan el valor de la cultura dentro de nuestra formación social, representan una mutación radical frente a las visiones mercantilistas que han prevalecido en el campo cultural y educacional chileno durante las últimas décadas. Del mismo modo, las visiones expuestas en la propuesta constitucional pueden ponerse en relación con las ideas del ensayista brasileño António Cândido en “El derecho a la literatura”. En este texto, Cândido reivindica la necesidad de equiparar ciertos derechos básicos (alimentación, abrigo y vivienda, por ejemplo), con el acceso a los bienes culturales, lo que en buenamedida ha estado restringido a los sectores sociales superiores. Para el autor, si los derechos básicos suelen tener una legitimidad prácticamente universal, no ocurre lo mismo con el goce de la literatura y del arte, lo que estima contradictorio con el hecho de que son derechos indispensables que, más allá de la existencia física, garantizan la integridad espiritual de las personas. Desde su mirada, el disfrute del arte y la cultura es un derecho esencial, y así debe ser reconocido, en tanto involucra necesidades humanas profundas, que, de no ser satisfechas, pueden generar daños irreparables e incluso frustraciones mutiladoras en los seres humanos. Según Cândido, la literatura puede equipararse a otros mecanismos formativos conscientes, como lo son la educación familiar o escolar. Las manifestaciones narrativas, líricas y dramáticas que produce la literatura permiten canalizar impulsos, creencias, temores y deseos individuales y colectivos, que son reforzados o atenuados a

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