Repensar la investigación literaria en tiempos de crisis

72 Señor Presidente, por ejemplo, es necesario para asegurar los intereses de una oligarquía que necesita mano de obra barata en sus haciendas y que, por consiguiente, ve con desconfianza el avance de instituciones económicas más democráticas. Con respecto a la segunda categoría –repetición–, una lectura atenta de obras infernales canónicas revela que, en los infiernos, el tiempo transcurre, por decirlo de algún modo, helicoidalmente; en esos espacios, el tiempo gira sobre sí mismo, como si su eje estuviera rodado. En un contexto así, el presente se transforma en un escenario en el que un pasado ominoso, rancio y recalcitrantemente persistente reaparece. Tanto en Cubagua como en El Señor Presidente eso que se repite tiene que ver con el pasado colonial. En la novela de Núñez, en efecto, las fantasías modernistas del protagonista se convierten en el escenario sobre el que se repetirán ciertos aspectos de los tiempos de la Colonia. El presente, por su parte, es testigo de cómo los indígenas siguen siendo explotados en las granjerías perlíferas. Todo esto evidencia que, lejos de servir para instaurar nuevas formas de convivencia social, los proyectos progresistas que se tejen en torno a la industria petrolera implican la repetición de formas de vida que surgieron a partir de la barbarie colonial. En el libro de Asturias ocurre algo parecido. Las bartolinas de la prisión dictatorial son el escenario en que se repite la barbarie de los conquistadores españoles. Lo que se repite en la novela de Rulfo, en cambio, tiene que ver con el pasado reciente de México, no con el pasado colonial. El símbolo que expresa lo repetitivo corresponde a los ecos. A través de ellos, el presente se convierte en la instancia en la que se escuchan las voces de los muertos: Comala es ante todo el infernal pueblo donde siguen estando aquellos que, aunque ya fallecieron, siguen actuando, siguen repitiendo situaciones que exponen los abusos perpetrados por el tiránico cacique, que pudo actuar con total impunidad. Ahora bien, pese a esta diferencia, tanto en Cubagua y El Señor Presidente como en Pedro Páramo , la repetición de lo pretérito termina horadando la imagen idealizada de los proyectos modernizadores asociados a cada novela. Los discursos modernos se nutren de la noción de un “futuro mejor”, ganan legitimidad interpretando el presente en

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