Repensar la investigación literaria en tiempos de crisis

Repensar la investigación literaria en tiempos de crisis 57 El territorio reduce el ser y lo transforma en un producto terminable, finito. La poesía amplía el ser y lo acerca a la infinitud. Por eso el ser humano no puede vivir en un solo lugar, un solo país o en una sola soledad. El ser humano no es nada sin el horizonte que le hace caminar. El ser humano no puede amar una sola cosa. Para el existir el territorio puede resultar suficiente. Para vivir se necesita traspasar fronteras. De esta necesidad de ir siempre más allá han nacido grandes obras literarias y artísticas. Ningún territorio ha logrado reemplazar la belleza de vivir. Las fronteras son las pruebas de que vivir nunca es suficiente. Un humano necesita siempre caminar, física o espiritualmente, desplazar o romper fronteras. En el caso del poeta se admite que es un ser migrante por excelencia. No soporta ninguna frontera. Cada verso es la prolongación de alguna victoria sobre la mezquindad. La mediocridad territorial nos obliga a recorrer al lenguaje como herramienta de poetización. Toda Acción Poética es precedida de alguna frontera. Creo que todo no es poético y lo que es solamente poético ni poético es. La diligencia apoética pone en evidencia la identidad estática de ciertas cosas. En lo poético se entiende lo no poético (un apoetismo necesario para la comprensión poética del mundo). Todo migrar tiene el potencial de ser poético. Desaparecer también. Nada permanece en el lugar donde descubrió la poesía de su viaje. El lenguaje nos acompaña en todos los desafíos existenciales, todos los viajes necesitan un lenguaje para ser dicho. El hecho de migrar genera un desequilibrio entre el lenguaje y los ruidos interiores, lo cual incluye el contenido idiomático. Aprendimos a combinar el lenguaje del otro con el nuestro. Combinar el silencio del mundo con nuestros ruidos más íntimos. Literatura y necesidad idiomática del ser. Aprendimos que los idiomas son también territorios donde se puede viajar. Esta experiencia la estoy viviendo cuando escribo en tres idiomas distintos. Al pasar de uno a otro, emprendo un viaje que muchas veces resulta tan poético como mirar o tocar un mar infinito, tan escandaloso como la muerte de un errante.

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