Repensar la investigación literaria en tiempos de crisis
52 que la fotografía actúa también como fisura, como resabio de lo que no es abarcable, “sólo es ‘redención’ en el segundo -tan precioso- en el que ocurre: es una manera de expresar el desgarro del velo pese a todo, pese a que todo vuelve a taparse de inmediato con un velo” (247). La participación de la imagen en el proceso de dar cuenta de una realidad traumática liminal se conecta con la capacidad de interrogación que la faculta. Alcanzando a las lejanas líneas temporales, la fotografía conceptúa y cuestiona, a la vez que procede su fin “al deconstruir los relatos, las crónicas ‘historicistas’, ésta se vuelve capaz de un ‘realismo crítico’, es decir, de ‘juzgar’ la historia, de eliminar el tiempo oculto de los vestigios” (255). Desde este lugar, el espectro de discursos provenientes desde el ejercicio de lectura del trauma en una realidad liminal y de su manifestación en el quehacer fotográfico pueden conformar un conjunto de claves de las representaciones culturales, políticas e históricas, las cuales vertidas como clave en la imagen permiten generar una ventana, pues la imagen es el enclave fundamental de una redención a la vez que “salva un saber, recita pese a todo, pese a lo poco que puede, la memoria de los tiempos” (256). A la luz de las reflexiones, cabe concluir que la imagen fotográfica es un mecanismo para la construcción de nuevos discursos, forma parte de la edificación de procesos socioculturales sumamente significativos, en los cuales la obra no se considera un mero objeto estético, sino que, además, es comprendida como la piedra angular para otorgar el espacio de las vivencias perdidas o silenciadas, así como el cuestionamiento de los discursos oficiales y la censura. La acción artística constituye en sí un arma de combate contra el olvido, abriendo una puerta necesaria para la reflexión crítica y sus posibilidades de lectura.
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