Repensar la investigación literaria en tiempos de crisis

18 este ensayo para poder encargar por AliExpress decoraciones para el cumpleaños número 6 de mi hija menor). Creer que alguna vez habrá un día completamente libre para escribir –dice Moi– es una fantasía, y mientras más pronto lo reconozcamos, habrá más conciencia para apartarle a la escritura los momentos que necesita. Pero ¿es posible postergar el desayuno de dos hijos (o lo que sea) para poder escribir las líneas que una se ha propuesto para cada día? El traslape de la vida doméstica y la vida profesional de los últimos dos años dejó en evidencia esto para mí. Y ser invitada a participar en el taller sobre autorías mujeriles me llevó a reflexionar sobre esto de una nueva manera. El día del taller, en que también participaron la narradora Alejandra Costamagna y la poeta Gladys González, me encontré no solo hablando de mi experiencia de lectura de las autorías mujeriles, sino reenfocándola en mi propia autoría. ¿Qué quiero decir? ¿Cómo quiero decirlo? ¿En qué lugar y formato quiero decirlo? A ratos me parece que el trabajo académico no está tan preocupado en la autoría de los que investigamos como en probar que investigamos. Acumular artículos pareciera entrar en contradicción con la idea de trabajar en una autoría propia; de igual forma, ignorar otros formatos de escritura (columnas, posteos o formatos más creativos e hipermediales) pareciera cerrar la puerta al desarrollo de la voz propia. Lo que me pregunto en este contexto es si es posible generar una voz al mismo tiempo que investigamos las voces de la literatura; ¿le interesa esto a quienes evalúan?, ¿le interesa esto a otras y otros académicos? El nombramiento de Carolina Gainza como Subsecretaria de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación es una gran esperanza de que el estudio de la literatura –y las humanidades en general– pueda ser realmente apoyado desde el Estado, pero sin soslayar las particularidades de nuestra disciplina. Pero no se trata solo de mejorar los fondos o replantear la forma en que se valora el trabajo de académicas y académicos en humanidades. Me parece que la investigación literaria necesita pensar en la situación de quienes estamos haciéndola ahora, cuáles son nuestras condiciones materiales, qué sucede, por ejemplo, con las profesoras y profesores a contrata durante años en distintas universidades o con las investigadoras que somos madres o cuidadoras. Nos interesan tanto las subjetividades ajenas, pero olvidamos las nuestras o las escondemos entre las líneas de nuestros artículos y los

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