La vejez en contexto de transformaciones globales: desafíos éticos transdisciplinarios

En Beckett lo menos es más, los gestos corporales marcan el paso del tiempo, en el video se aprecia en las pequeñas gestualida- des de los personajes, el gesto de tomarse las manos, la repetición constante de lo mismo, gestos que marcan y traen el tiempo, la repeticiones de las palabras o las frases son lo que nosotros podría- mos llamar “gestos tiempos” y no “gestos movimientos”. Beckett de alguna u otra manera es un teatro de la ruina, pero de la ruina en el sentido de lo ya acontecido, es como si lo importante ya hubiese sucedido y solo queda una resonancia, una imagen reverberante. En ese sentido el teatro de Beckett es una reflexión sobre el ago- tamiento y sobre el fin 36, pero se trata de darle tiempo al fin, en el sentido de marcar el tiempo del fin, los cuerpos se abandonan, se dejan y de ello ocurre un leve resplandor, una insistencia y esto es lo que me parece de especial belleza. Los cuerpos se abandonan en este agotamiento, en esta especie de fin, de darle tiempo al fin, es en ese momento, en ese abandonarse, en ese tiempo en el que el cuerpo aparece como pura duración, en ese breve lapso, algo deste- lla. Como la imagen de Didi Huberman, hay una suerte de destello de luciérnaga, una insistencia que acaso ese destello de luciérnaga, es la fuerza misma de la vida. Los cuerpos se manifiestan en tanto exponen su duración en la acción, el gesto se convierte en tiempo no en un gesto movimiento, pues no hay acciones dramáticas. El gesto se entiende en el tiempo, o más bien al revés, el tiempo es lo que se extiende por medio del gesto, un cuerpo que se convierte en duración, extenderse significa simplemente suceder. Esta obra ter- mina con un gesto bastante interesante y singular, después de toda esta repetición, las acciones se minimizan, desaparecen. Lo que podemos llamar experiencia implica siempre una reci- procidad. Nosotros tendemos a pensar que la experiencia es una cuestión individual, pero en realidad implica siempre una mutua- lidad, un ir y venir de los cuerpos y de las palabras, una permanen- te interacción suave y quieta en la que los roles se intercambian permanentemente. Hablar y escuchar están al mismo nivel, es una repartición sin jerarquía, si la experiencia implica siempre a otros en esta mutualidad, entonces entendemos por qué el relato que la constituye es también comunitario. El relato es lo que constituye el común de una comunidad, una comunidad se realiza ante el recital de su cuento, somos ese cuen- [36] Sobre este asunto véase el reciente libro de Sergio Rojas: “De algún modo aún. La escritura de Samuel Beckett” Santiago, Polvora editores 2022. 146 147 LA VEJEZ EN CONTEXTO DE TRANSFORMACIONES GLOBALES: DESAFÍOS ÉTICOS TRANSDISCIPLINARIOS

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