La vejez en contexto de transformaciones globales: desafíos éticos transdisciplinarios

Desde la organización se han tratado de incorporar ciertos ele- mentos para que las vecinas mayores se sientan parte activa de la lucha por la vivienda y la ciudad. Así, han participado de los espacios de la organización; en comités de vivienda, siendo par- te articuladora en el movimiento, siendo voceras, expandiendo las voces de las mujeres populares, y participando del diseño de los proyectos habitacionales. Es fundamental dejar de infantilizar a los adultos mayores, ya que poseen total capacidad de decidir dónde estar y por qué estar. En la organización participan muchos viejos y viejas activamente, incluso en la calle luchando por sus derechos, las juntas de vecinos usualmente están organizadas por mujeres mayores, al igual que las ollas comunes, que fueron vitales durante la pandemia. La organización le ha dado la posibilidad a las mujeres de le- vantar sus voces cuando nunca tuvieron la oportunidad de hacerlo, ya que siempre hubo miedo a organizarse, sobre todo quienes es- tán dejando la edad productiva. Parte fundamental del movimiento es aportar a que cada día más mujeres puedan ser protagonistas de sus luchas. A las vecinas adultas mayores no solo les preocupa que haya un entorno amigable, ya que en su mayoría viven vidas tremendamente trabajólicas, con tercera e incluso cuarta jornada laboral. El 85% del Movimiento Vivienda Digna está compuesto por mu- jeres, de las cuales el 40% son adultas mayores, que usualmente son las encargadas de cuidar a sus nietos, le crían los hijos a sus hijas para que tengan la posibilidad de trabajar, porque además viven de allegadas en sus casas. Incluso después de las extensas jornadas, deciden participar en estos espacios no institucionales, tratando de correr el cerco de lo posible, y así se les va la vida. Por lo mismo vale reiterar que no podemos hablar de viviendas dignas, ni de buen vivir, si no tenemos justicia social. Todos los gobiernos han tenido carencias en este aspecto, parte de las posibles soluciones es poder entregar más espacios de en- cuentro a las mujeres, pero principalmente asegurar a las mujeres que tendrán una vejez digna. Para eso no puede haber pensiones de 182 mil pesos, nadie vive con 182 mil pesos, sin embargo las adultas mayores tienen que sobrevivir con eso. Es lamentable ver a mujeres que entregaron toda una vida a la producción y reproduc- OCTAVA ESCUELA INTERNACIONAL DE VERANO SOBRE ENVEJECIMIENTO

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