80 años de un viaje: Teatro Nacional Chileno 1941-2021

mental, y recuperar la estructura humana y material perdida tras el quiebre democrático, diversos factores lo impedían. El proceso de degradación de lo público —iniciado por la dicta- dura, y consagrado de facto por los gobiernos de la concer- tación— derivó en una notoria merma presupuestaria que, para el TNCH, significó la precarización de actores, actrices, dramaturgxs, directorxs, diseñadorxs, y todo un crisol de teatristxs. Desprotección reafirmada al menos durante los siguientes 30 años. La fondartización de las prácticas artísti- cas devino como rasgo forzoso de la consolidación del régi- men neoliberal, en el que la concursabilidad y la competen- cia serían condición para todo financiamiento de la cultura. De ahí que en esta época el teatro reciba a los directores jó- venes que durante la dictadura habían construido la escena teatral alternativa. Era el momento de figuras como Andrés Pérez, Alejandra Gutiérrez, Ramón Griffero, Raúl Osorio, Wi - lly Semler o Alfredo Castro. Recambio generacional que, sin embargo intentaba conservar un repertorio compuesto de clásicos de la dramaturgia universal, autores modernos y nacionales. De igual forma, todavía podía verse compartien- do escenario a actrices y actores de reconocida trayectoria —muchos incluso que habían sido parte de los elencos de las antiguas producciones del ITUCH— con jóvenes egresados de la escuela de teatro. Tras la muerte de Sergio Aguirre, en 1998, Fernando Gonzá- lez asumió la dirección del teatro. De su gestión se destacan obras que serían éxitos, tanto de crítica como de público — como lo fue su propia versión de La Ópera de Tres Centavos (1998) de Bertold Brecht—, así como la inédita inclusión al re- pertorio de autores dramáticos de ya basta trayectoria en la escena local, pero que jamás habían estrenado sus obras en el TNCH, tal es el caso de Jorge Díaz y Juan Radrigán. 192

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