80 años de un viaje: Teatro Nacional Chileno 1941-2021

Auge, incertidumbre e imaginación Durante los años 90, el Teatro Nacional Chileno vive una renovación no muy dis- tinta a la que vive el país: lenta, paulatina y en la medida de lo posible. Apertura que supuso una renovación de autores, contenidos, programación, pero sobre todo que buscaba restituir algo del espíritu del viejo ITUCH. En este contexto, el desafío era gigante. Porque en 17 años de dictadura la institución lo había perdi- do casi todo. Solo de milagro mantenía el arriendo de la sala Antonio Varas. Y el epíteto de “nacional”, más parecía un viejo slogan patriotero, que una cualidad propia de su funcionamiento territorial. Ya lo decía en 1991, el entonces director del TNCH, Sergio Aguirre. Vivimos una etapa de profunda reflexión, tratamos de renacer de las cenizas; no bas - ta con presentar un repertorio como decíamos antes. Debemos recuperar la estruc- tura humana y material, tenemos que volver a la mística, adquirir en la Universidad de Chile los valores que autoridades designadas fueron restando hasta descabezar lo que este teatro constituyó hasta 1973: un espejo de virtudes en que orgullosos se miraban quienes accedían a su entorno. El país vivía un auge marcado, en el inicio de la década, por un incipiente proceso de apertura y modernización democrática. En las calles se respiraba esperanza. No solo había terminado la censura. También la cultura vivía un nuevo impulso. Se abrían escuelas de actuación. Se consolidaban algunos espacios creados du- rante los ochenta. Volvía a florecer la bohemia, y con ella, no solo el teatro oficial, sino también grupos aficionados e independientes. A pesar de la estricta mirada censora, fruto del pacto entre civiles y militares, el escenario todavía era una plataforma para que la sociedad pudiera mirarse y reconocerse en ese torcido e inquietante espejo que es la ficción. Así, el TNCH se volvió una tribuna donde se filtraban las incomodidades y malestares, las contradicciones e incoherencias de este nuevo país, marcado por la cultura transicional de los acuerdos, las retóricas de la reconciliación y el imperativo de suprimir cualquier disenso o estallido de disrupción. Si bien se trató de una época de optimismo, que reconocía como propia la pro- mesa de retomar la virtuosa senda iniciada por los fundadores del Teatro Experi- TEATRO NACIONAL CHILENO TNCH AUGE Tomás Henríquez 80 AÑOS DE UN VIAJE Teatro Nacional Chileno 1941- 2021 191

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