Para que nadie quede atrás [segunda edición ampliada]
Para que nadie quede atrás 57 A seres tan hermosos como tú, nadie los puede olvidar nunca. Llevaré tu recuerdo en el alma hasta que nos encontremos, tarde o temprano en el otro lado de la luna… Y tu estarás ahí, fundida con la luminosidad de la luna, con tu cara sonriente perpetua, tus ojos de estrellas, tu alma transparente, tu aura luminosa, tu pelo negro, tu mirada penetrante, tu feminidad arrolladora y provocadora. Puchas que tengo pena, dolor que me llega hasta la médula de mis huesos. Estupor, incredulidad, pena enorme, golpe en el alma…Me corren lágrimas por la cara al intentar escribir estas líneas. Ninguno de los que te conocimos te vamos a olvidar nunca, vamos todos a sacar fuerza de tu legado para recordarte, en tu alegría, en tu sonrisa permanente, en los entrañables momentos que nos toco, a cada cual, convivir contigo. Yo, agnóstico militante (no como tú, que fuiste cristiana militan- te toda tu vida), tengo la esperanza de que nos reencontraremos algún día, en cualquier remoto lugar del universo, que ojalá se pa- rezca a una isla paradisíaca, en que podamos seguir compartiendo ostras, champaña y profundas conversaciones. Julio Fuentes Molina, Myriam Sáa y Alejando Are- llano
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