Para que nadie quede atrás [segunda edición ampliada]

Para que nadie quede atrás 19 Juan Honorato en el curso de Periodismo Informativo, pero renun- ció a esa labor luego de que su rigor le acarreara problemas con algunas estudiantes que lloraban en la sala ante lo implacable de sus correcciones. “Creo que fue un estallido histérico de mujeres enamoradas de su maestro”, le confidenció sin embargo una alum- na a la periodista Eliana Cea, quien compartía la ayudantía con Ca- talán. “La verdad es que Elmo producía un encantamiento especial, y las mujeres nos sentíamos cautivadas sin que él se diera cuenta”, subraya Eliana. En 1957 el periodista contrajo matrimonio con la profesora Ana María Agüero, con quien tuvo dos hijos: Elmo, nacido en 1958, y Ana María (1959). Más tarde tuvo como pareja a la periodista Ana María Maurer, quien se autoexilió en Alemania tras el golpe de Es- tado de 1973. La hija de ambos, Claudia, nacida en 1964, falleció en Ginebra en los años 90 en un accidente de tránsito. En su vida política, Elmo Catalán militó inicialmente en el Partido Comunista y fue detenido el 2 de abril de 1957, cuando la policía política asaltó El Siglo durante las protestas populares contra el go- bierno de Carlos Ibáñez. Sufrió pena de relegación en Curepto y Visviri. Posteriormente se afilió al Partido Socialista (PS) mientras era reportero de Radio Minería. En 1960 coordinó un puente radial desde Valdivia tras el terre- moto y en 1961 fue uno de los primeros periodistas en llegar a la zona cordillerana donde la caída de un avión causó la muerte del plantel del club de fútbol Green Cross. “Era reportero en radio Minería, y su calidad profesional me impactó tras ese acciden- te aéreo que conmovió al país. Pasaron días y horas en que se no se lograba alcanzar hasta las cumbres cordilleranas donde se había estrellado el avión. Con un esfuerzo y audacia increíbles, Elmo llegó al lugar (el cerro Lástimas, al interior de Linares) y captó y describió en terreno todo el horror de la tragedia. Refle- jando cansancio en su voz, como único testigo, relató a la enorme grabadora que portaba todos los antecedentes que recogió y que más tarde transmitió al país, que escuchó emocionado su golpe periodístico. Después de ese episodio, concluí que no sólo era un orador apasionado, sino también un profesional de extraordina- ria capacidad”, apunta Eliana Cea. Juan Gonzalo Rocha, condiscípulo de Elmo en la universidad, cuenta que durante el descenso desde el sitio del accidente, junto a una patrulla militar, el periodista cargó sobre su espalda a un joven soldado que desfallecía de cansancio y frío. Con Allende y los mineros del cobre Luego de trabajar en las radios Minería y Balmaceda se incorporó al vespertino Las Noticias de Última Hora, cercano al PS, y a la co- rresponsalía de Prensa Latina. En esos mismos años pasó a ser rela- cionador público de la Confederación de Trabajadores del Cobre. En 1964 fue igualmente jefe de prensa de la campaña presidencial de Salvador Allende, derrotado en las elecciones de ese año por el demócrata cristiano Eduardo Frei Montalva. En 1965 fue designado director del periódico sindical Cobre, ór- gano de la Confederación. Para entonces, su nombre ya trascendía los ambientes reporteriles y se posicionaba como un intelectual combativo y documentado. En coautoría con el economista Mario Vera publicó en 1966 el ensayo El fierro: despreciada viga maes- tra de Chile y en 1967 La encrucijada del cobre , obra trascendental para el debate de aquellos años que desembocaría en 1971 en la na- cionalización del metal rojo bajo el gobierno de la Unidad Popular. Eran también los años en que el seno de la izquierda se discutía arduamente sobre las vías para la conquista del poder. Al interior del PS no faltaban los escépticos sobre la vía electoral que propug- naban la lucha armada, inspirados en la revolución cubana y las guerrillas que se multiplicaban en América Latina. Elmo Catalán, que viajó por primera vez a Cuba en 1962 se vinculó desde 1966 en Chile a los “elenos”. De ahí su decepción de no haber sido en- viado a la guerrilla del Che en Bolivia. No obstante, tuvo un papel destacado en la operación para proteger a Inti Peredo y demás so- brevivientes del ELN que lograron llegar al norte de Chile en 1968, según consigna el libro de José Bodes. En esa misma obra, Eliana Cea, entonces reportera política de La Se- gunda, cuenta que a comienzos de 1969 Catalán la invitó a almorzar para contarle con todas las reservas del caso que se iba a Bolivia y pedirle que difundiera en el diario el comunicado con que Inti Pere- do anunciaría al día siguiente la reanudación de la guerrilla del ELN.

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