Pandemia y crisis: desafíos para las Ciencias Sociales

50 – pandemia y crisis desafíos para las ciencias sociales jido, conforman redes de significados en el marco de la institucionalidad vigente. Compartida por la comunidad educativa, la cultura escolar representa un tejido complejo de exigencias, metas, propósitos que se entrelazan en la cotidianidad. En este sentido, sería importante indagar en las redes de significaciones que esta- rían coexistiendo en plena virtualidad, muchas en oposición (Geertz, 1973; Pérez Gómez, 2000). La vida profesional de los docentes se juega ahora en otro espacio y sus ex- periencias hablan mucho de esa vida. El ser considerado “flojos”, una referencia reiterada por la mayoría respecto a la desvalorización, desconocimiento de un rol profesional, revela una tensión en esas subjetividades construidas desde el desgaste, la falta de reconocimiento y el agobio : “trabajamos el doble, atendemos individualmente y a toda hora, nos esforzamos por adaptar nuestras prácticas, vi- vimos preguntándonos qué enseñar, cómo enseñar ”. Profundos nudos de los que se desprende un desgaste emocional de innegables consecuencias. A partir de las experiencias cotidianas relatadas, es posible inferir que tanto los profesores en ejercicio como los estudiantes de Pedagogía, han construido una imagen de la realidad vivenciada en pandemia cruzada por tensiones que se superponen y se despliegan en diferentes niveles. En un nivel individual, del yo profesor en ejercicio, predomina la incerti- dumbre, el agobio y el peso de las exigencias para cumplir adecuadamente con los procesos enseñanza-aprendizaje. En un nivel de relaciones humanas, profe- sor-alumno, construidas desde la virtualidad, la imposición de nuevas formas de articulación relacionales, que han desarrollado diferentes códigos de comunica- ción y que indudablemente, rompen con la estructura tradicional de las relacio- nes pedagógicas, estarían conformando nudos críticos en los procesos formati- vos y desafiantes para el ejercicio profesional. Por último, en la construcción de la imagen de la realidad que experimenta el sistema educativo, un tercer nudo crítico se alojaría en el poder ejercido insti- tucionalmente que es percibido como abusivo (Araujo, 2016), ya que se impone sin permitir una real participación de los involucrados en la toma de decisiones pedagógicas, lo que provocaría la agudización de las tensiones generadas. Para finalizar La escuela como institución virtual se sostiene en contenedores de poder, como señala Giddens (2003), donde el tiempo pasa a constituir un referente móvil que escapa a las reglamentaciones horarias, es decir, los tiempos prefijados por regla- mento, se rompe su continuidad, se quiebra la simetría tiempo-espacio. El tiem-

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