Pandemia y crisis: desafíos para las Ciencias Sociales

44 – pandemia y crisis desafíos para las ciencias sociales Conocer las principales tensiones vivenciadas en una realidad inédita por su ca- rácter virtual y su influencia en sus identidades y subjetividades, conocer además las acciones emprendidas para cumplir funciones en modalidad no presencial en instituciones jerárquicas y burocratizadas. Una realidad como la expuesta, muestra una escuela desfasada, sin soportes ni estructurales ni pedagógicos, que insiste en contener las fuerzas sociales que la embisten desde diferentes direcciones (Giddens, 1993; Touraine, 1997; Pérez Gómez, 2000). Es inevitable inferir el peso que estas transformaciones tienen en las identidades construidas por los docentes respecto a su rol, impuestas por dé- cadas a través de dispositivos controladores e instrumentales como prioridad de la eficacia, eficiencia y competitividad en la acción pedagógica, y reiteradamente expuestos en nuestra reflexión, como ejes claves, a nuestro juicio, en la crisis que agobia a la educación en nuestro país. Otro eje importante a considerar en el análisis de la crisis en la crisis de la educación chilena, es la alta segregación e inequidad existentes en nuestro sis- tema educativo. En el contexto pandémico en que nos situamos, la brecha de desigualdad se ha evidenciado con mayor nitidez, constituyéndose en uno de los nudos críticos que subyacen no solo en la calidad de los procesos educativos, sino que en las estructuras organizacionales, en las políticas educativas, en las discriminaciones envueltas en esas políticas y un largo etcétera. Otro elemento subyacente de la crisis es el ejercicio del rol profesional manifestado tanto en su desvalorización social y económica, como en la pérdida de autonomía y en el sometimiento a un conjunto de dispositivos coercitivos en su actividad cotidia- na. Se trata de algunos de los nudos críticos previos, los que, en el contexto de pandemia, se amplían, profundizan y agudizan las condiciones para la acción pedagógica. En consecuencia, sostenemos que las instituciones educativas, se debaten en una profunda crisis. El año 2020 ha transformado nuestra cotidianeidad, hemos experimentado la vivencia del enclaustramiento, del control de desplazamientos y acciones, impactando y modificando profundamente las formas tradicionales de convivir, afectando profundamente la salud mental de la comunidad. La in- certidumbre constante y percepción de riesgo sólo permiten indicar que las con- secuencias socioemocionales derivadas de la crisis son absolutamente inevitables. De acuerdo con lo expuesto, es relevante reiterar que, las presiones que en- frentan las instituciones educativas y el profesorado son múltiples y complejas en magnitud y alcances. Aún se desconoce la heterogeneidad y complejidad de los elementos que subyacen a una modalidad no presencial, adscrita a estructu- ras escolares resistentes al cambio, pero institucionalmente claves en las actuales

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