Pandemia y crisis: desafíos para las Ciencias Sociales

20 – pandemia y crisis desafíos para las ciencias sociales lo efectivo estimula el desarrollo de una base emocional segura, la cual conlleva un sentido profundo de ser querible y amado por ser quién se es, dando lugar al desarrollo de representaciones internalizadas (o “guiones mentales”), de sí mis- mo y de los otros, de ser valioso y querible, así como un sentido de que los otros estarán disponibles en caso de necesitarlos (Bowlby, 1982). La estrategia primaria del sistema de apego es la búsqueda de seguridad ante el estrés y la ansiedad, en el sentido que se ha descrito más arriba. No obstante, cuando las figuras de cuidado no son lo suficientemente sensibles a las demandas de contención dadas por la ansiedad del niño, o bien están ausentes, es más probable que el sistema de apego responda activando estrategias de apego secundarias, como su hiperactivación (conllevando una intensificación de la búsqueda de proximidad y una dificul- tad para percibir a las figuras de apego como emocionalmente disponibles) o su desactivación (suprimiendo la búsqueda de consuelo en otros pues estos se no perciben como disponibles; Cassidy &Kobak 1988; Main, 1990). En adultos, los patrones de respuesta del sistema de apego se han clasificado en cuatro categorías prototípicas en función de los modelos internalizados de sí mismo y de los otros: a) seguro (modelo positivo de sí mismo y de los otros), b) evitativo (modelo po- sitivo de sí mismo y negativo de los otros), c) preocupado (modelo negativo de sí mismo y positivo de los otros) y d) temeroso (modelo negativo de sí mismo y de los otros; Bartholomew & Horowitz, 1991). Los diferentes estudios señalan que, a nivel internacional, la mayor parte de la población adulta muestra formas seguras de apego y que, dentro de las formas inseguras, predominan las de tipo ansioso (Bakermans-Kranenburg & van IJzen- doorn, 2009), aunque en Chile han observado diferentes escenarios de prevalen- cia, por una parte, concordantes con la literatura internacional (Fernández & Dufey, 2015), o con mayor prevalencia de apegos inseguros (Spencer, Guzmán, Fresno & Ramos, 2013). Por otra parte, las personas con apego inseguro en la adolescencia tienen más probabilidades de tener problemas de salud mental en la adultez (Pascuzzo et al., 2015) y las formas evitativo-temerosas de apego se han vinculado a mayores probabilidades de padecer trastorno por estrés postraumá- tico (TEPT; Woodhouse, Ayers & Field, 2015). La evidencia existente en torno a las diferentes perspectivas de salud mental asociadas a las formas de apego seguras e inseguras nos invitan a considerar los potenciales aportes de la teoría de apego para pensar críticamente el rol que ocu- pan las relaciones humanas y el encuentro interpersonal en el espacio de lo coti- diano. Un aspecto central de la teoría es que la salud mental y el funcionamiento humano saludable resultan de un proceso continuo de construcción de sí mismo con los otros, dando cabida a la búsqueda de seguridad y el sentirse seguro, cuida-

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