Pandemia y crisis: desafíos para las Ciencias Sociales
Crisis y oportunidades para la Salud Mental – 19 y las comunidades, intergeneracionalmente; c) la interdependencia es parte del funcionamiento humano adulto maduro, no patológico, siendo la búsqueda de apoyo un fenómeno que favorece la salud mental y la calidad de vida particular- mente en momentos de estrés y de crisis; d) el sistema de apego es dinámico y las personas pueden transitar por formas de apego seguras e inseguras según el con- texto y la situación vital, lo cual tensiona la dialéctica entre estabilidad (rasgo) y cambio (estado) (ver Mikulincer & Shaver, 2018). En los últimos años, estas consideraciones han favorecido un interés progre- sivo por extender los alcances de la teoría del apego hacia el ámbito de la salud mental. Se ha desarrollado un cuerpo creciente de investigación en psicoterapia, con especial foco en la relación entre el apego de los consultantes y el proceso terapéutico, así como sus resultados (Levy, et al., 2018). Sin embargo, es posible encontrar algunos estudios que se han enfocado en comprender el rol de las ex- periencias tempranas de apego en la etiopatogenia de la enfermedad psiquiátrica (p. ej., depresión, abuso sexual, psicosis y trastornos de personalidad; Goodwin, 2003; MacBeth et al., 2010; Pascuzzo, Moss & Cyr, 2015). Un ámbito menos ex- plorado pero prometedor es la incorporación de la teoría del apego en los aspec- tos más estructurales de las instituciones de salud mental, tales como su filosofía y organización, así como en el diseño de las intervenciones (Bucci, et al., 2015; Goodwin, 2003). Algunos de estos aspectos serán discutidos en el último apar- tado del presente trabajo. Apego, pandemia y trauma El sistema de apego es concebido como un sistema biológico innatomotivacional de amplio arraigo filogenético, que es funcional desde el nacimiento y a través de toda la vida. Su activación es gatillada por circunstancias humanas prototípicas de falta de seguridad básica que evocan estrés y ansiedad, tales como los ruidos fuertes o estar frente a un extraño en niños, así como la enfermedad, la soledad o enfrentar una situación vital crítica, en adultos. Al activarse, el sistema de apego habilita comportamientos que maximizan la probabilidad de que una figura de cuidado contenga, consuele o reconforte (como el llanto en niños, o el llamar por teléfono o evocar mediante el recuerdo a una figura cercana en adultos). A su vez, la contención efectiva permite experimentar la calma y seguridad básica de un refugio seguro que desactiva el sistema de apego, posibilitando la expresión de otros sistemas motivacionales, como la exploración y el juego en la infancia, y los cuidados de otro o la sexualidad en la adultez (Hazan & Shaver, 1994). Lo que es crucial de la teoría es que la experiencia recursiva de recibir consue-
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