Pandemia y crisis: desafíos para las Ciencias Sociales
294 – pandemia y crisis desafíos para las ciencias sociales que la salud dependiera exclusivamente de mí. Así en temas de salud me da mucho susto, si me sacan de la isapre y se enojan forever conmigo, cagué. No me puedo enfermar nunca más en la vida” Los apoyos económicos que los jóvenes profesionales han recibido de sus padres a lo largo de sus trayectorias no son sólo recursos económicos, también lo son apoyos materiales concretos, como alimentos, bienes inmuebles y servicios. “ Contar con esos recursos” les ha permitido a los jóvenes sortear las dificultades producidas por la precariedad laboral. Incluso, para algunos este apoyo ha sido lo que, paradójicamente, les ha permitido dejar la casa parental. Así, por ejemplo, el caso de Carolina (34 años, paisajista), quien pudo dejar la casa de su madre gracias al apoyo económico que su padre le prometió entregar de forma mensual. Ahora bien, estos apoyos económicos se entretejen en un entramado de rela- ciones de ayuda, en la que los jóvenes —en tanto hijos— asumen un compromi- so de reciprocidad con sus padres. Si bien, en la mayoría de los casos los padres no les exigieron ninguna retribución económica a cambio, algunas entrevistadas, como Paulina (26 años, terapeuta ocupacional), Valeria (33 años, veterinaria), Magdalena (31 años, constructora civil) y Carolina (34 años, paisajista), asumen el pago de algunas cuentas domésticas. Lo interesante de estas relaciones de intercambio es la desinformación eco- nómica a partir de la cual se construyen: los hijos/as desconocen los ingresos de sus padres y los padres, a su vez, no saben cuánto ganan sus hijos. A pesar de ello, todos los entrevistados sentían que sus padres al ser propietarios de un inmueble contaban con una mayor seguridad económica que ellos. Este punto es parti- cularmente relevante, si consideramos que la mayoría de los padres de nuestros entrevistados son adultos mayores jubilados o ad portas de serlo. La percepción de una mayor seguridad económica de la que gozarían los padres, tiene como consecuencia que los jóvenes no sientan la necesidad de ayu- darlos o retribuirlos económicamente. Del total de nuestros entrevistados, sólo uno manifestó explícitamente su preocupación por la situación económica de sus padres, junto a la intención de generar más ingresos para poder ayudarlos. Se trata de Danilo (30 años, contador), cuya madre llevaba desempleada algunos años y su padre no había tenido una inserción laboral permanente desde que sufrió una enfermedad cardiaca. La precariedad económica de sus padres incita a Danilo a buscar las formas de gestionar sus recursos limitados para buscar mane- ras de apoyarlos: “sé que no los va a ayudar nadie entonces siempre estoy pensando que tengo que dejar una cierta cantidad de lucas para poder seguir ayudándolos” . A diferencia de Danilo, las proyecciones futuras del resto de nuestros entrevistados
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