Pandemia y crisis: desafíos para las Ciencias Sociales

258 – pandemia y crisis desafíos para las ciencias sociales jornadas laborales de sus progenitores: “por el Covid-19 no hemos podido salir para la calle, pero nos ha servido para pasar más tiempo en familia. Hemos podi- do jugar, cocinar, ver películas, etc.” (Rebeca, 13 años). En estos vínculos de la nueva vida cotidiana destacan la figura de las proge- nitoras. Ellas adquieren juegos para pasar el tiempo, explican las características de la pandemia y el riesgo de los contagios a las personas de la tercera edad si les niñes no se cuidan, insisten con las acciones y formas de cuidado sanitario y ejercen incluso funciones pedagógicas para que sus hijes puedan continuar con el aprendizaje escolar: “Lo que no me gusta mucho, es que mi mamá nos levanta temprano para hacer- nos clase y como profesora es buena, pero tiene muy poca paciencia. Creo que debería ser solo mi mamá para que no me rete tanto, claro que ahora ya no está pasando tanta rabia conmigo porque comencé con clases online” (Fidel, 12 años). A pesar de esta valoración positiva de la nueva normalidad familiar, les ni- ñes manifiestan bastante preocupación por la dimensión material del sustento cotidiano afectado por las medidas sanitarias, en particular, con la cuarentena. Para contextualizar estas inquietudes a les lectores, describen las ocupaciones laborales de sus familias y el valor de ellas para su barrio: “Un día esta madre con su esposo y sus hijas estaba preparando como de costumbre la mercadería que había adquirido en la madrugada en la Vega (...) padres muy trabajadores que deben sustentar un hogar con su trabajo de sacrificio que cubre insumos de primera necesidad a la comunidad” (Diego, 12 años). Este sustento económico se precariza de manera muy dramática cuando les adultes no pueden concurrir a sus empleos. Tal aspecto en esta escuela fue muy complejo ya que al primer mes de cuarentena la mayoría de elles quedaron cesan- tes: “No trabajo hace un mes ya casi no me quedan monedas de mi sueldo ” (Ramón, 13 años). Frente a tal realidad, particularmente los niños, lamentan que las medidas de cuidado y restricción en la movilidad perjudiquen a quienes pro- veenmaterialmente en el hogar. Son conscientes y solidarios con la posible cesantía asociada a cumplir las medidas de desplazamiento y el efecto de ello en la realidad familiar: “debe trabajar al igual que muchas personas, porque si no lo hacen pue- den perder su trabajo y si no trabaja no tendremos para comer” (Fidel, 12 años). A pesar del carácter doloroso de esta realidad material, les niñes refieren los recursos de les adultes para gestionar la subsistencia: “La cuarentena (...) le afecta a mi tía porque no puede salir a trabajar y no tenemos tanto dinero, pero mi tía es precavida y guardó mercadería” (Ismael, 13 años).

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