Pandemia y crisis: desafíos para las Ciencias Sociales

Pandemia y Desempleo – 201 Con la pandemia aparecen para las OMIL una serie de dificultades para po- der llevar a cabo su labor, mientras que se profundizan las que existían previa- mente, quedando en evidencia una serie de elementos a mejorar para entregar atención una mejor atención a sus usuarios. Reflexiones finales En este artículo, se muestran los hallazgos sobre un diagnóstico de las acciones realizadas por las OMIL durante el primer año de pandemia. La importancia de estas oficinas se basa en ser el principal organismo intermediador público de trabajo en Chile, con alcance nacional. Los principales hallazgos muestran que la mayor cantidad del financiamiento es vía municipio y no del gobierno central (SENCE), considerado la mayoría de las veces, insuficiente. Esta diferencia de presupuestos, en un escenario que exigía rápida digitalización o implementación de procesos de intermediación “2.0”, puso en jaque a aquellas oficinas que po- seían peores condiciones, mostrando la desigualdad existente entre municipios. El principal problema de empleo que arroja el estudio es la cualificación de los usuarios. Esto no deja de llamar la atención, pues, como en otras problemáti- cas sociales, se indica al individuo como responsable principal de sus problemas, sin hacer una lectura en profundidad del problema del desempleo estructural en Chile, cuyas políticas de empleo se basan, justamente, más en enseñar a redactar currículum y preparar entrevistas que en crear efectivamente nuevos puestos de trabajo. Es importante considerar esto, puesto que la mayoría de los encuestados indicó que el grueso de su público proviene del 40% más vulnerable de la pobla- ción, que por cierto puede tener dificultades, pero que, revisten un carácter antes estructural (ausencia de derechos sociales) que individual, propio del sistema neoliberal y la segmentación del mercado laboral que caracteriza nuestro país. La mayoría de las OMIL identifica su cantidad de ofertas laborales como insuficiente , siendo coherente con las cifras nacionales de enviados v/s inscritos. Esto da pie a que las capacitaciones estén enfocadas en oficios para autoempleo u otras formas de “emprendimientos”. Si bien el escenario es realmente complejo, pareciera necesario aumentar esfuerzos porque la política de empleo promueva formas de trabajo que no sean las que entreguen menor seguridad social y sala- rios insuficientes, sabiendo que es la tendencia existente en Chile. Podemos decir que las políticas activas de empleo, en relación a las OMIL, se mantendrán con dificultades y tensiones de cumplir sus objetivos mientras no se avance hacia la construcción de una sociedad organizada de manera más demo- crática, menos jerárquica y con una distribución más igualitaria de los recursos.

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