Pandemia y crisis: desafíos para las Ciencias Sociales

Tensiones y resistencias de mujeres madres-académicas en pandemia – 175 tención de las labores domésticas y al teletrabajo que implica gestión, investigación y docencia. Esto me implicó estar de lunes a viernes distribuyendo cada actividad en horarios. De pronto me dí cuenta que el único tiempo libre que tuve, era la hora de dormir. Obviamente esto implicó estrés, dormir menos, ansiedad. Sintiendo que no eres capaz o cien por ciento eficiente en ninguna de esas tareas: ni en tu propio trabajo, ni en tu investigación, ni una buena madre, ni tampoco eficiente en las labores domésticas” (Madre académica, un hijo de 7 años, Chile). “No es solo una cuestión de labores de cuidado, sino de un trabajo de gestión aca- démica invisible que se ha duplicado en este tiempo con el fin de justificar recursos, hacer frente a las crisis de financiamiento o responder a los requerimientos externos. De ahí la idea de una triple crisis: las dificultades académicas de base, la transfor- mación del modelo de cuidado y la reorganización del tiempo que ha tenido como consecuencia que mi producción escrita haya disminuido después del primer tercio de la pandemia (…). Las largas jornadas de trabajo que comienzan muy temprano y que terminan a una hora impredecible ya no me permiten escribir en la noche, porque la noche ha llegado sin darme cuenta y me veo nuevamente frente a la pan- talla del computador prometiendo y prometiéndome que este es: “el último correo que reviso, la última evaluación que envío y la última recomendación que mando a mis estudiantes antes que amanezca un nuevo día”. (Madre académica, dos hijos adolescentes, Chile). Por otro lado, las narrativas muestran cómo el Estado, al poner el acento exclusivamente en un enfoque sanitario de la pandemia, no consideró medidas que pudiesen afectar o incidir en la organización y división sexual del trabajo remunerado y no remunerado, como tampoco en la corresponsabilidad de los cuidados de niños/as y adolescentes, reificando los mandatos sexo-generizados que recaen en los cuerpos de las mujeres madres. Esto como relata el siguiente extracto, a su vez, generó una mayor recarga emocional, mental y física para estas mujeres: “El Estado tiene una presencia doble: te marca los límites para la movilidad y ade- más te exige sanitariamente velar individualmente ante una pandemia mundial, pero también al invisibilizar la problemática de los cuidados y el trabajo doméstico, no es que no esté haciendo una política, sino que la hace implícitamente, al reificar la idea de que son las mujeres madres las encargadas de velar por estas áreas… y para- lelamente, la universidad impone ritmos laborales del teletrabajo que no se condicen con la variedad de experiencias de sus trabajadoras en el confinamiento. Obviamen-

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