Pandemia y crisis: desafíos para las Ciencias Sociales

146 – pandemia y crisis desafíos para las ciencias sociales un vínculo afectivo. El cuidado combina acciones y sentimientos (Folbre, 1995), tareas instrumentales y relaciones afectivas (England, 2005), que se conjugan para proveer bienestar al destinatario del cuidado (Folbre, 2018). La economista Susan Himmelweit (1995) ha cuestionado la utilidad de la dicotomía trabajo/ no-trabajo para obtener el reconocimiento de las particularidades de la expe- riencia de las mujeres, proponiendo una inversión del paradigma tradicional de la economía, trasladando el eje de referencia social y económico de nuestra so- ciedad, desde el trabajo de mercado a las actividades de cuidado. Propuesta que resulta más provocativa en el actual contexto de pandemia, en el que toda la humanidad ha tenido que responder a la tensión entre asegurar cuidados para mantener la vida, incluyendo el confinamiento, y/o mantener las actividades presenciales y remotas necesarias para la producción mercantil. Así, el eje de la discusión se traslada desde la búsqueda de reconocimiento del trabajo doméstico y de cuidados en el marco del trabajo mercantil, a la valorización de estas tareas en sus propios términos, recuperando sus características y significaciones. Todo esto plantea desafíos particulares para poder estimar el peso y la im- portancia de los trabajos de cuidado. Los estudios de uso del tiempo (ENUT 2015), por ejemplo, han sido un gran avance en cuantificar las desigualdades de género, aunque están todavía bastante lejos de poder darnos un panorama afi- nado. No basta con medir los tiempos; hay aspectos vinculados a la calidad del trabajo que no son fácilmente medibles. Destaca la diversidad que implican las diferencias sociales, culturales y económicas entre las mujeres que lo realizan. El trabajo de cuidados tiene al menos dos elementos que enriquecen y desafían su cálculo: la gestión de los cuidados, involucrando la responsabilidad por el proce- so y el manejo de eventuales “ayudas”, y que se transforman en una doble jorna- da constante para cualquier mujer que trabaje remuneradamente, y el segundo elemento corresponde a los ya indicados aspectos afectivos y emocionales, cuya significación en el bienestar emocional es clave para la calidad de la vida.

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