Innovar y transformar desde las disciplinas: experiencias claves en la educación superior en América Latina y el Caribe 2021-2022
3 La actual contingencia mundial, producto de la pandemia COVID-19, produjo un cambio abrupto en la modalidad de efectuar clases. No existió otra posibilidad más que recurrir a la transición de un aula presencial/semi presencial al aula virtual, lo que afectó e involucró tanto a estudiantes como a los docentes y la comunidad educativa, en gene- ral. Se hizo urgentemente necesario y atingente, por tanto, adecuar los procesos y es- trategias de enseñanza/aprendizaje para hacer de este traspaso una experiencia que se alineara con el proyecto educativo que la universidad exige, en cada caso, para cumplir con las exigencias y criterios de excelencia. Desde hace algunas décadas, los entornos virtuales de enseñanza y aprendizaje (EVEA) se han vuelto cada vez más comunes, permitiendo a docentes y estudiantes acceder en mayor medida a sus beneficios (Bautista etal., 2006). Entre sus principales ventajas, está la flexibilidad que brindan a los estudiantes, quienes pueden estudiar en cualquier momento y lugar. Además de ayudar en la adquisición de competencias ne- cesarias en la sociedad del conocimiento como la navegación en información, el trabajo en equipo y la capacidad de adaptarse, la resolución de problemas, pensamiento crítico, autorregulación y búsqueda de información, entre otras. No obstante, estas mismas oportunidades de cambio obligado, también se han transformado en una instancia en las que, por desconocimiento, no se ha logrado sacar el mayor partido a los materiales disponibles. En consecuencia, el trabajo para los académicos resulta excesivo (Bautista et al., 2006). La problemática central radica en el cambio de paradigma que llegó sin ningún tipo de preparación, sino que, paralelo a la crisis, se tuvo que hacer frente a innovaciones virtuales y tecnológicas que, la mayoría de los docentes, desconocían. En este sentido, también la adquisición y desarrollo de competencias virtuales se aprendie- ron a tropiezos. A pesar de lo anterior, es indiscutible que la carrera tecnológica en el campo de la educación ha entregado importantes herramientas y recursos que enriquecen la labor docente, por medio de las Tecnologías de la Información y la Comunicación o TIC (Mojarro, Rodrigo y Etchegaray, 2015). En este sentido, las competencias tecnológicas se han vuelto un desafío y una exigencia para el desarrollo profesional académico y para la integración de las TIC al interior del aula en el contexto educativo actual. Ya, mucho antes de la pandemia, UNESCO (2008) definía las competencias TIC como " capacidad que tendrán los docentes para dirigir la clase en un ambiente apropiado, ha- ciendo posible la incorporación de manera fusionada de las TIC con nuevas pedagogías y propiciando clases dinámicas en el plano social (...)" (UNESCO, 2008, p. 35). Enton- ces, y siguiendo a la UNESCO, se hace imprescindible innovar con estrategias que per- mitan desarrollar y propiciar las competencias docentes en entornos virtuales. Si la tecnología cambia, según las exigencias de la modernidad y su propia evalua- ción interna, los docentes y las competencias, en consecuencia, también lo harán. En 901
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