Innovar y transformar desde las disciplinas: experiencias claves en la educación superior en América Latina y el Caribe 2021-2022
2 LGBTQ, así como la capacitación de los maestros en la competencia en temas de enseñanza como: racismo, heterosexismo y homofobia en el aula (Abes, 2009). Sin embargo, el establecimiento de estos programas de prevención ha traído consigo una gran cantidad de problemas. Se puede pensar, entre otras cosas, en que la raza no es un problema generalmente tomado en cuenta en el tema LGBTQ (Duran, 2018). Esto hace que la inclusión de estudiantes LGBTQ de minorías raciales a veces sea más difícil, ya que sus problemas se pasan por alto. Otro problema es que las minorías culturales ven cómo su identidad se desarrolla, a su vez, a través de los mecanismos de asimilación y luego del multiculturalismo (Newman, 2007). Sin embargo, dado que las personas LGBTQ y las personas de una o más minorías raciales experimentan tanto el racismo en la comunidad LGBTQ como la homofobia en su comunidad racial, a veces no tienen otra opción que asimilar y reprimir sus identidades para evitar la discriminación. Para algunos estudiantes varones con una identidad compuesta interseccional, como los hombres queer filipino-americanos o afroamericanos en la educación superior, es más difícil definir su masculinidad, dados los diversos factores que influyen en esta masculinidad. Experimentan mucho conflicto interno, dada la oposición de estos factores de influencia (Chan, 2017; Means, 2017). Intersección entre identidad de género y afiliación religiosa Las comunidades universitarias son entornos sociales que reúnen a un grupo muy amplio de personas muy diversas, especialmente en cuanto a religión e identidad sexual. Ahora bien, aunque algunas intersecciones de estas dos identidades están bien, como una persona creyente heterosexual conservadora, una persona cristiana queer liberal podría enfrentar más dificultades para hacer coincidir su identidad religiosa con sus otras identidades. Sin embargo, dado que la universidad es un entorno que permite la exploración de la identidad, tanto religiosamente como para la identidad queer, este arreglo se puede hacer con menos enfrentamientos después de una temporada en la universidad (Falconer y Taylor, 2017). Por un lado, la educación postsecundaria puede ser un escape de un entorno familiar opresivo (Love et al., 2005). La nueva red social descubierta en la universidad puede brindar un apoyo sin precedentes, a veces la primera forma de apoyo a la identidad sexual de los estudiantes. Por otro lado, algunos estudiantes se desvinculan de su origen religioso al llegar a la universidad, reduciendo o deteniéndose para asistir a ella. Los estudios muestran que a menudo, existe tal comportamiento: una elección binaria entre la sexualidad y la religión de una persona (Buchanan et al., 2001). En este sentido, el trabajo de Falconer y Taylor (2017) ha arrojado luz sobre la presencia de un cierto malestar en la academia respecto a la religión, ya que fomenta alternativas a la religión, en particular a través de las redes sociales, el pensamiento crítico y los períodos de transición. Por ejemplo, los participantes creyentes con una identidad LGBTQ, mencionaron que sentían que estaban reemplazando los problemas con su identidad sexual o de género con problemas con su identidad religiosa. Pero, dada la apertura que puede traer la educación superior, parecería que la cultura académica permite el debate sobre la sexualidad y la teología queer simultáneamente. Sin embargo, hay muy poca investigación sobre los problemas de la intersección entre la identidad de género y la identidad religiosa. Estas preguntas merecen una mayor exploración (Gold y Stewart, 2011). 788
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