Innovar y transformar desde las disciplinas: experiencias claves en la educación superior en América Latina y el Caribe 2021-2022
2 1 Introducción La globalización y la expansión del conocimiento en campos desarrollados por la tecnología de punta y la interrelación virtual, así como las nuevas dinámicas socioculturales, requieren la reconfiguración de las relaciones interpersonales, se debe buscar la adaptabilidad a los paradig- mas emergentes, basados en la simplicidad desde la mirada de lo complejo. Estos cambios, trans- forman el proceso educativo, superando así el sistema tradicionalista y dando paso a otras formas como lo son el diálogo de saberes y experiencias personales, que permiten la integración de la experticia técnica con la formación de habilidades blandas o complementarias, de esta forma se generan herramientas para enfrentar los desafíos provenientes de la reconfiguración social y el mundo laboral. En este sentido, es importante indicar que, en el contexto de los últimos años, se les brinda interés a las habilidades blandas (softskills), o bien llamadas competencias sociales, puesto que son cualidades de la persona que le permiten interactuar de manera efectiva en el ámbito laboral, personal, social y familiar, donde esta se desenvuelva. Ante esto Buxarais (1995) citado por Maturana y Guzmán (2019, p.7) indica que: Las habilidades blandas son aquellas que permiten poner en práctica valores que contribuyen a que la persona se desarrolle adecuadamente en los distintos ámbitos de acción, como trabajar duro bajo presión, tener flexibilidad y po- sibilidad de adaptarse a los distintos escenarios, contar con habilidades para aceptar y aprender de las críticas, disponer de autoconfianza y capacidad de ser confiable, lograr una comunicación efectiva, mostrar habilidades para re- solver problemas, poseer un pensamiento crítico y analítico, saber adminis- trar adecuadamente el tiempo, saber trabajar en equipo, tener proactividad e iniciativa, tener curiosidad e imaginación y disponer de voluntad para apren- der, además de saber conciliar la vida personal, familiar, social y laboral, en- tre otras. Se debe resaltar que, tal y como se menciona anteriormente, las habilidades duras y blandas no deben estar desligadas. Estas representan la integralidad de la persona, se considera que ambas se complementan, lo cual permite que las tareas o situaciones en las que se ve envuelta la persona se manejen de mejor forma. Cuando una persona trabajadora ha logrado alcanzar este complemento, tiene como resultado mayores índices de productividad laboral y se destaca el manejo exitoso de las relacio- nes interpersonales. Las organizaciones buscan personal altamente calificado para desarrollar las tareas y responsabilidades vitales para alcanzar los objetivos trazados. Sobre esto, Vera (2016), citada por Maturana y Guzmán (2019, p.8), indica que “hoy más que nunca, la industria demanda profesio- nales altamente efectivos, que sean capaces de armonizar coherentemente sus conocimientos téc- nicos con sus habilidades socioemocionales para la resolución de problemas”. En la actualidad y de cara al siglo XXI, las habilidades blandas son un elemento importante, incluso como lo mencionan Maturana y Guzmán “determinante para la empleabilidad y el desem- peño académico y social” (2019, p.8). De acuerdo con Cinque (2015), mencionado por Maturana y Guzmán (2019), estas habilida- des, además de fomentar el éxito profesional y laboral, son importantes para el alcance de la felicidad desde la experiencia de cada persona. 556
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