Innovar y transformar desde las disciplinas: experiencias claves en la educación superior en América Latina y el Caribe 2021-2022

2 2. Fundamentación teórica 2.1 Enfoque por competencias en el proceso de enseñanza de la escritura académica En educación, existen diferentes pisos conceptuales para aproximarse a un enfoque por competencias (Alonso, Fernández y Nyssen, 2009). Se han discutido perspectivas como las centradas en la acumulación de capacidades individuales, singulares y específicas de la persona, en la capacidad de aplicar conocimientos para solucionar problemas prácticos, o bien en la habilidad de capitalizar las experiencias vitales de forma significativa (Donoso y Rodríguez, 2007). Al hacer una rápida revisión, Spencer y Spencer (2003) refieren que la competencia es una característica subyacente en una persona y su desempeño, referido a criterio superior o efectivo, en un trabajo o situación. Es decir, el criterio subyacente implica que la competencia está íntimamente relacionada con el individuo, lo cual puede evidenciarse y predecirse mediante su comportamiento en una variedad de situaciones que abarcan desde lo académico hasta lo laboral. Por lo tanto, una persona es competente p ara realizar una tarea o desarrollar un conocimiento de acuerdo con los niveles de desempeño que demuestre en una situación o escenario particular. De esta manera, al referirse sobre competencias individuales o colectivas , se establece como criterio distintivo el desempeño que demuestra en la realización de las tareas o acciones. De Miguel (2005) plantea que existen tres componentes esenciales a considerar en el enfoque de competencias. En primer orden, habilidades y destrezas transversales que pueden ser desarrolladas mediante el entrenamiento, la ejercitación y el cumplimiento de tareas. En segundo lugar, capacidades intelectuales, vinculadas a la adquisición de conocimientos, clasificaciones y desarrollos teóricos, relacionados con disciplinas científicas y prácticas profesionales. Finalmente, actitudes y valores relacionados con el ejercicio profesional, lo que incluye la responsabilidad, autonomía e iniciativa ante situaciones complejas. En los inicios de la segunda década del siglo XXI, pareciera existir consenso en entender competencia como la integración de conocimientos, destrezas y actitudes que permiten el desempeño profesional de calidad. Desde el punto de vista académico constituyen, por tanto, el resultado de un proceso de aprendizaje que deberá garantizar que los estudiantes sean capaces de integrar los conocimientos, habilidades, actitudes y responsabilidades que exigen los perfiles profesionales (González y González, 2008). En este sentido, el modelo educativo UTEM , basado en competencias, otorga un rol estratégico a la capacidad de comunicarse efectivamente. Se entiende como la movilización de actitudes y habilidades para, en diversas formas, expresar las propias ideas y escuchar, entender y valorar empáticamente la información, ideas y opiniones de los demás, con el fin de interactuar positivamente para el logro de objetivos. Esto implica entender cabalmente lo que se lee y escucha, así como expresar los propios pensamientos en forma clara, precisa y ordenada. Involucra también la capacidad para argumentar y contr aa rgumentar, elaborando cadenas de afirmaciones conectadas lógicamente, priorizando argumentos en función de su ponderación o importancia y extrayendo las conclusiones correctas y pertinentes a la argumentación entregada. En un mayor nivel , incluye la capacidad para estructurar un discurso convincente y fundamentado, tanto en forma verbal como escrita (UTEM, 2018). La definición de competencia comunicativa surge de los estudios del lenguaje de Chomsky (1970), quien hace una distinción e ntre competencia y actuación: “l a teoría lingüística se centra en el hablante - oyente ideal de una comunidad de habla completamente homogénea que conoce su lengua perfectamente y al que no le afectan condiciones irrelevantes a nivel gramatical…” (p.3). Es decir, le otorga mayor relevancia al conocimiento que el hablante - oyente tiene de la lengua (competencia), mientras la actuación, la enfoca en el uso de la lengua en situaciones concretas comunicacionales. Posteriormente, esta noción es redimensionada por el autor y adiciona a sus postulados la noción de competencia pra gmática, la cual define como: “ conocimiento de las condiciones y al modo de uso apropiado conforme a varios fines ” (Chomsky, 1980 , p.224). Es decir, la competencia lingüística se comporta desde la perspectiva del manejo correcto de la lengua (idioma) en atención al uso. En correspondencia con la noción pragmática de la competencia comunicativa, (Hymes & Gómez, 1996) plantean que es la capacidad de formar enunciados que sean gramaticalmente correctos y socialmente 356

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