Innovar y transformar desde las disciplinas: experiencias claves en la educación superior en América Latina y el Caribe 2021-2022
2 esto ha suscitado preocupaciones, tensiones e interrogantes, no solo al interior de las instituciones, sino también en todas las personas que las conforman (Macdougall, et al., 2020). El propósito es contribuir a la reflexión acerca de los dilemas que enfrenta la edu- cación médica luego de la irrupción de la COVID-19. Se evidencian quiebres en las agendas institucionales, pérdidas de los espacios de práctica, que son el resultado de años de trabajo conjunto entre la academia, centros de atención primaria y hospitales, nuevas formas de trabajo por temor al contagio con el virus, reduciéndose los inter- cambios y la interacción entre pares y profesionales de la salud. Todas estas acciones y medidas fueron y aún permanecen como necesarias, pero implican consecuencias para los estudiantes, sus docentes, las facultades de medicina y también para el siste- ma de salud (Grønnebæk et al., 2020). Se puede decir que el presente parece, por momentos, como una película de ciencia ficción, que no se pudo anticipar con un final incierto aún difícil de proyectar. Se toma como fuente de información las conversaciones con docentes efectuadas para intercambiar experiencias y aprendizajes desde los comienzos de la pandemia. Estas conversaciones tuvieron lugar a través de plataformas virtuales y otras equiva- lentes. Participaron un total de 30 docentes de la carrera de medicina. Algunas de las preguntas que surgieron tienen que ver con el rol de la tecnología en la formación de los estudiantes y en el desempeño docente, la efectividad de las actividades remediales para suplir la falta de prácticos, en campos clínicos como re- emplazo de la práctica con el paciente lo cual será el legado de la pandemia en la educación médica, en cada uno de los protagonistas de la comunidad educativa y en las facultades de ciencias de la salud propiamente tales. 2 Desarrollo 2.1 Haciendo camino al andar Si bien la facultad contaba con los medios tecnológicos adecuados para la modalidad virtual, pocos docentes estaban preparados para su utilización. Solo aquellos que so- lían participar en la organización de programas a distancia contaban con conocimien- tos y entrenamiento para la virtualidad. La reacción más frecuente fue de parálisis y temor a lo nuevo. Fue necesario dejar de lado aquello que se hacía de manera satisfac- toria, cuyos resultados eran conocidos, que surgían desde la auto confianza para in- troducirse a terrenos desconocidos e inexplorados en la práctica docente y que, ade- más, no eran parte de la cultura institucional. Los interrogantes que surgían eran cómo lo haríamos, cuáles serían los resultados, qué pasaría con el aprendizaje de los alum- nos, cómo se reemplazarían las actividades prácticas. La respuesta que surgía de ma- nera espontánea era “se hará lo que se pueda”, con la expectativa de que esto sería transitorio. Se comenzó desde lo simple, utilizando el campus virtual y la herramienta zoom para dictar clases sincrónicas, instrumentos que eran familiares a los profesores y alumnos (Faws, 2020). Los docentes con afinidad por lo tecnológico comenzaron a 190
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