La convivencia escolar desde el discurso de sus actores

“Las personas somos seres sociales por naturaleza. Es por eso que la educación debe reconocer esa característica de la persona y constituirse en una práctica dialógica pues la práctica pedagógica colectiva caracterizada por un diálogo cooperativo, tolerante, democrático, pluralista, basado en razones, tendrá más posibilidades, una vez internalizada, de formar a las personas en estos valores.” (Waksman y Kohan citados en Acuña-Astorga 2006:42) Importa añadir además que la complejidad de las prácticas pedagógicas y el ambiente que se crea en las aulas requiere del reconocimiento de las emociones en la vida escolar. Al parecer hay un “descuido involuntario” sobre el efecto que posee el factor emocional en la relación profesor- alumno. El clima emocional es determinante, diversos estudios así lo confrman. Es un hecho que los docentes que desarrollan habilidades emocionales de afecto, y comprensión en las relaciones que establecen en la sala de clases y fuera de ella, reportan menos ausentismo y menos situaciones de agresividad y rechazo. En consecuencia el factor emocional constituiría un elemento clave en los procesos pedagógicos. La educación emocional resulta ser un aspecto fundamental para afrontar los grandes desafíos que conlleva la convivencia escolar y por ende el ambiente en las instituciones educativas. El Informe Delors (UNESCO, 1998) afrma que la educación emocional es un complemento indispensable en el desarrollo cognitivo y una herramienta fundamental de prevención, ya que muchos problemas tienen su origen en el ámbito emocional. Por otra parte, Humberto Maturana en relación a las emociones en el contexto de la convivencia señala: “el amor es la emoción que funda lo social; sin aceptación del otro en la convivencia no hay 71

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