La convivencia escolar desde el discurso de sus actores
pedagogía enseñen en la educación media, lo que signifca que pueden llegar a ser prescindibles. Esta desvalorización se afrma en el status adscrito a un rol importante para la formación de los ciudadanos del país, en el que no se reconoce que la pedagogía es una profesión estratégica para el desarrollo del país. Esta tensión entre una subjetividad carenciada se conecta con la mirada instrumental que se impone a de la educación, donde la efcacia y la efciencia del mundo económico ha penetrado en las instituciones escolares. Las políticas neoliberales han tenido un fuerte impacto en nuestro sistemas educativo, en especial en lo referido a una visión reduccionista del gasto en el sector público, lo que ha contribuido a desvalorizar las instituciones escolares públicas. Entre otras consecuencias, se ha segregado al alumnado, se ha profundizado la desigualdad y los planes de estudio se han centrado en un tipo de contenidos curriculares más instrumentales, lo que sumado a la la inestabilidad, el cansancio y estancamiento de los profesores, sitúa a la educación como profundamente tensionada. Tensiones acumuladas: entre el deber ser y la realidad Se evidencia una profunda disociación entre el plano ideal, el deber ser de una buena convivencia y el plano real desde la práctica institucional. En otras palabras, los profesores aspiran como signifcativamente relevante una convivencia basada en el respeto en las relaciones interpersonales, aún frente a la existencia de diferencias, y a pesar de los desacuerdos. El respeto es una característica transversal, que debería cruzar todos los ámbitos del quehacer pedagógico. 55
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