La convivencia escolar desde el discurso de sus actores

En síntesis, las condiciones laborales no serían las más adecuadas en especial por la intensifcación del trabajo, la falta de tiempo para la preparación de las clases, la insufciente retribución económica, la infraestructura, se sienten respetados y valorados a pesar de las críticas a la labor docente. La representación de la valoración de la profesión que hacen los docentes se ha construido desde el trato que expresan recibir desde la autoridad, sin embargo, muestran una mirada positiva de su profesión, reconociendo que la valoración se debe reconquistar partiendo de ellos como profesionales. La identidad profesional se refere a la forma como los profesionales defnen y asumen las tareas que le son propias y al modo como entienden sus relaciones con otras personas que cumplen las mismas tareas, además se relaciona con el tiempo y compromiso que se siente con la institución. Desde esa perspectiva, y de acuerdo a lo expuesto se podría hablar de una identidad deteriorada. Esta categoría devela una subjetividad carenciada. Entre las múltiples razones se percibe ejercer una profesión docente no valorada socialmente, aunque se posea un capital cultural propio de la formación pedagógica. La fuente laboral es inestable, hay escasas posibilidades de perfeccionamiento, lo que se traduce en un docente que no innova, que mantiene “prácticas pedagógicas añejas”, que no se actualiza y como “no es un profesor investigador, no tiene las herramientas para mejorar y se va quedando atrás” (entrevista). Experimentan y resienten la débil valoración de su propio status social ya que perciben que su prestigio es similar o incluso menor a un profesional de nivel medio o técnico, puesto que se ha permitido que profesionales sin estudios de 54

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