La convivencia escolar desde el discurso de sus actores
convencionalidad de las reglas incluya un principio de respeto por el bien común que se comparte. Situaciones deseables de respeto y de compartir no se propician entre los integrantes de la comunidad, siendo difícil transmitir una práctica que no se vive en la institución, especialmente en las relaciones que se desarrollan entre los estudiantes. A convivir se aprende, y se aprende en cada espacio en que se comparte la vida con otros (MINEDUC, 2005). Así, ella se enseña principalmente conviviendo. Las difcultades para coexistir con nuestros semejantes son constitutivas de la convivencia humana. La buena convivencia no es aquella exenta de confictos sino aquella que se nutre de la diversidad. Ello debe aprenderse en la práctica misma (Maldonado, 2004). Por otro lado, los docentes en este contexto desarrollan problemas de identidad profesional, pues su labor se simplifca a un tecnicismo que no considera el contexto de sus educando, que los priva del dialogo, obligándolos a desarrollar prácticas pedagógicas y de convivencia sin sentido. Este argumento, desarrollado por Tenti Fanfani (2005) señala que las reformas han puesto en crisis la identidad profesional de los maestros, pues se han apoyado en una perspectiva instrumental del trabajo docente, ignorando los elementos “no racionales” que defnen el ofcio y que se fundamentan en consideraciones culturales, ético-morales y políticas. También se ha observado los efectos que ha tenido la diversifcación de estudiantes en las aulas, donde queda en evidencia que los docentes no cuentan con estrategias emocionales y de resolución de conficto, para tratar la diversidad de situaciones que se viven tanto dentro como fuera del aula. Se constata que las condiciones en que se desempeñan los docentes han cambiado signifcativamente en las últimas tres décadas. Por una parte, debido a las grandes transformaciones sociales, económicas y políticas en el 36
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