La convivencia escolar desde el discurso de sus actores

A su vez, para visualizar esta escuela con otras formas de aprender y convivir en la formación de sujetos, hay que repensar buena parte de la actividad educativa. Pues como bien ha recordado Gimeno Sacristán (2005), la evidencia de una sociedad cambiante debe mantenernos dispuestos a superar el modelo escolar que en cada ocasión parezca más propicio, de acuerdo con los nuevos papeles que a la escuela le quepan desempeñar en los distintos momentos de la dinámica evolución social. Por otra parte, Esteve (2005) señaló que los cambios educativos no han hecho más que comenzar, de tal manera que una tarea ineludible en la formación de docentes es la de prepararlos para enfrentar el cambio, y acostumbrarlos a actua l i zarse a l os camb i os soc i a l es y educat i vo , constituyéndose la primera tarea que deben asumir para desempeñar un trabajo educativo de calidad. Donde no sólo es fundamental en los docentes tener la capacidad de cambio incorporada en el quehacer educativo para lograr un trabajo de calidad, sino posicionar a la escuela de nuevo en el centro de la vida social, como diría Touraine (2000), porque es el motor del respeto del pluralismo y de la integración que, al mismo tiempo, deben ser las bases de una democracia renovada y activa. Además, considerar que sólo se puede realizar este largo camino de formar este nuevo sujeto de acuerdo a los tiempo, considerando la convivencia como elemento nuclear para Aprender vivir juntos (Delors, 1996) En este contexto de cambios sociales, se le brinda la oportunidad a la escuela de ajustar sus modelos de enseñanza de acuerdo a los tiempos, con el fn de formar estudiantes bajo una mirada integral, considerándolos como sujetos de derechos que requieren un desarrollo de habilidades que van más allá de lo cognitivo, pues en un mundo donde conviven las diferencias se hace imprescindible un ciudadano que acepte y pueda convivir en la heterogeneidad de personas. En este 32

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