La convivencia escolar desde el discurso de sus actores
dimensión de la vida social que facilita y potencia la participación social de los individuos (…) más allá de la camisa de fuerza que implica vincular la ciudadanía solamente en una perspectiva política (…) es el marco que crea las condiciones para una participación posible. Pasar de esa participación posible a la participación real implica que el individuo ejerce esa ciudadanía (…)” (Silva, 2001, p.99). Junto a esta propuesta, se adiciona la concepción de la Ciudadanía como “la competencia histórica para decidir y concretar la oportunidad de desarrollo humano sostenible (…) la capacidad de comprender críticamente la realidad (…) de intervenir de manera alternativa; se trata de transformarse en sujeto histórico y como tal participar activamente (…)” (Demo y Nunes de Aranda, 1997; en Silva, 2001; p. 101). Si bien la ciudadanía civil opera, al menos por defnición, en función de todos los sujetos que están en el espacio físico que defne como propio un Estado-Nación. En este sentido, la concepción del Estado sólo en relación a un territorio determinado, en la actualidad implica la exclusión de grupos importantes de sujetos, puesto que defnir los límites del Estado en relación con los límites físicos de un país, incluye necesariamente la no consideración de límites no físicos, es decir, aquellos bienes y límites de lo simbólico, como es el caso de la diversidad étnica, cultural, el fenómeno migratorio, etc. Considerando que la exclusión es una consecuencia natural del Estado Neoliberal, se encuentra asociada a las posibilidades reales de los sujetos de participar de las defniciones políticas, a las transformaciones del Estado de bienestar y al protagonismo del mercado como eje central de las defniciones que fnalmente son reguladas por el consumo (Reguillo, 2003). 267
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