La convivencia escolar desde el discurso de sus actores

información oportuna y generar los espacios y mecanismos apropiados que faciliten una participación responsable. Santiago, alumno de un colegio particular, señala respecto a la participación ciudadana en la escuela: “Pero no necesariamente (la formación ciudadana) tiene que ver con la materia en sí, también puede ser con una relación entre el alumno y el profesor; que sea una relación más participativa, que los alumnos participen en la creación de los planes, que no estén ahí solo para escuchar, sino para participar como quieren que se les enseñe, que soliciten cambios en los instrumentos de evaluación, que hayan debates, ese tipos de cosas yo creo…. que los alumnos puedan participar de los consejos directivos del colegio”.( El destacado recoge el énfasis del estudiante). (Entrevista) En este caso, el ejercicio democrático en la escuela es valorado desde la perspectiva central de la participación y ejercicio de derechos y responsabilidades. Coincidiendo de esta forma con las contribuciones de J. Dewey, quien aseveraba que las actitudes y valores no son susceptibles de ser instalados en las personas como si se tratara de entidades físicas, sino que las personas deben participar en un entorno favorable que les signifque una experiencia de aprendizaje. Otra condición que los jóvenes señalan que favorece la formación ciudadana en colegios y liceos son las prácticas sociales y pedagógicas dentro y fuera del aula de algunos profesores, quienes generan espacios de escucha, diálogo, participación e interacción con sus estudiantes, demostrando a través de estas prácticas docentes un compromiso y preocupación indispensables para recrear un ambiente de igualdad y de respeto por el otro. Esta disposición de acogida, a juicio de los jóvenes, se presenta en docentes que rompen la lógica asimétrica tradicional que los identifca como representantes de la autoridad y el saber y relega a los 245

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