La convivencia escolar desde el discurso de sus actores

fuente de conficto que representa la diversidad cultural existente en una sociedad fragmentada y asumir el desafío que el siglo XXI signifca para la escuela en términos de la renovación del aprendizaje de la convivencia, la reconstrucción de las identidades sociales y la formación de una ciudadanía activa. Entendemos que ha existido implícita o explícitamente el propósito de alejar a los alumnos (as) de los cruciales problemas que la sociedad enfrenta, generando un ambiente escolar de neutralidad social que no promueve el desarrollo de las capacidades cívicas propias de un sujeto social que se asume como un ciudadano o ciudadana y que se expresan como juicio crítico, capacidad de análisis, actitud proactiva, participación en la búsqueda de soluciones para la comunidad y que, en defnitiva, se entienden como las competencias ciudadanas indispensables para el fortalecimiento de la vida en común. Así, en los últimos 30 o 40 años se ha producido una acelerada explosión de debates y confictos relacionados con los cambios económicos, políticos y culturales que han surgido en Europa, Estados Unidos y también en América Latina, circunstancias determinantes que ha llevado a numerosos sectores de la población a instalar nuevas demandas por el reconocimiento legítimo de identidades diversas dando paso a manifestaciones culturales y expresiones críticas que han ocasionado la fractura del modelo clásico de ciudadanía planteado por T. Marshall y asociado al Estado de Bienestar, en franco retroceso desde la década de los 70, dando paso al reconocimiento y valoración de nuevos y diversos sujetos ciudadanos y, por ende, a una nueva concepción y representación de ciudadanía más ligada a una práctica social situada . Este proceso expansivo y múltiple de identidades que erosiona y altera ampliamente la rigidez del esquema 230

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