La convivencia escolar desde el discurso de sus actores
Descripción del problema y antecedentes teóricos Nuestra sociedad enfrenta un desafío impostergable: preocuparse de trabajar en la construcción de una democracia plena y en la formación de ciudadanos comprometidos con su historia, portadores de esperanza y de sueños renovados, y en esta tarea desafante estamos convencidos que la escuela, sus profesores y estudiantes deben jugar un rol central. La necesidad que la escuela forme ciudadanos (as) críticos, activos y comprometidos en la construcción de una sociedad más justa que garantice la defensa de los derechos humanos y la consolidación de una República Democrática continúa siendo una tarea pendiente y una responsabilidad ética ineludible para quienes soñamos y trabajamos para un Chile inclusivo y con mayores niveles de igualdad social. En este sentido, debemos reconocer que la institución escolar es uno de los espacios donde se deben desarrollar e internalizar conocimientos y prácticas ciudadanas democráticas vinculadas a las experiencias cotidianas de los niños y jóvenes, esto es, con el “mundo de la vida de los estudiantes”, Cerda (2000). Conocer la función que está cumpliendo la escuela en la formación de jóvenes ciudadanos y ciudadanas y preguntarse si nuestras escuelas y liceos representan espacios donde se resignifque y deconstruya aquel mundo social en que se encuentran insertos los niños y jóvenes es un problema complejo. Por ello, debemos preguntarnos si representa un espacio de diálogo, de estímulo al ejercicio de la capacidad refexiva y de una visión plural del conocimiento; si está contribuyendo a desarrollar en los jóvenes el interés y la preocupación por constituirse en ciudadanos protagónicos de la vida pública del país, cuestión fundamental que requiere su formación en virtudes morales para la convivencia cotidiana, Bárcena (1997). 228
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