La convivencia escolar desde el discurso de sus actores

sentidos que subyacen en los discursos y acciones de los distintos actores y en la cotidianidad del internado. Las distinciones ‘dentro’ y ‘fuera’ dan cuenta de los dos planos en los que se desenvuelven las estudiantes. Por una parte, en el ‘dentro’ se advierte la elección inicial de ‘internarse’ y vivir las rutinas, las exigencias académicas, la autonomía personal, las normas y el escaso tiempo libre. Por otra, la vida ‘fuera’ en otro colegio de menor calidad, supone libertades, pero signadas por el desapego académico, el cumplimiento de tareas domésticas y una mayor implicación en los confictos familiares. Por otro lado, en las entrevistas las alumnas establecen una diferencia con las media pupilas, en el sentido que las que están internas deben responder a una disciplina mucho mayor, que implica quehaceres diarios como siempre hacer su cama, acceder a las comidas en los tiempos que corresponden, y sin alternativas. Otra comenta que las medias pupilas cuidan más su apariencia y su comportamiento, por su contacto con el exterior. El espacio interior permitiría ocultar el cuerpo de las internas, escudándose del espacio público, un nuevo espacio doméstico que las protege y no las obliga a estar embellecidas. Constituyen prácticas cotidianas el reclamo por las comidas, ante lo cual las internas despliegan estrategias para satisfacer las necesidades que la norma impide satisfacer: vender y comprar sándwiches, golosinas y queques o bien traerlos desde los hogares. Los ritos y eventos –bufa, la noche de Los Cuartos, el juego de la llave- no se estimulan para traer a la memoria los triunfos o el prestigio de la institución, la bufa es un rito grupal donde se colocan en tensión la norma, mediante el recurso de la risa y la bufa de todo y de todas, ya sean estudiantes, mamis profesoras o paradocentes. Se tensionan las normas y en este caso específco, se relevan los contrasentidos de un prestigio 214

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