La convivencia escolar desde el discurso de sus actores

“Entonces, ese era el castigo, antes la mami que estaba era como ‘usted, hace esto, usted reclama ¡le quito la beca! ¡le quito la beca!`, siempre hacían parodias por eso ¡porque era verdad! Ella iba detrás tuyo y te decía que te quitaba la beca y era como ¡vieja loca! ¡qué le pasa! ¡corre pa’ allá y pa’ acá! y siempre andaba con unas llaves, porque eran como súper hiper tensa, andaba con las llaves todo el rato y las hacía sonar y con el otro de’o y con la cartera aquí (…) Y uno cuando chica, yo miraba a niñitas que ¡lloraban porque la mami les dijo que quitaba la beca!” (Andrea, 4º medio). El reclamo, la humillación emergen más como los derechos no ejercidos en un cotidiano, lo que Kathia Araujo llama la normalidad de la vulneración (2009) dado que existe la noción de ideal normativo que es transgredido dentro y fuera de las instituciones. En este sentido pareciera más claro que no se esbozan discursos ni textos que cuestionen como colectivo ese orden de cosas autoritario, aun cuando se permean situaciones que marcan un ejercicio abusivo del poder, desde la inspectora o quien pueda remover esos privilegios como becas. El fn de año, como término del ciclo del período lectivo, marca la salida del internado y el retiro de los elementos personales, pero también de la pérdida del proyecto de la oportunidad: “Sigo por la ‘Panamericana, un grupo de niñas juegan, esperando fuera del pabellón que abran las puertas de dormitorios para retirar todas sus pertenencias de los dormitorios, incluyendo colchones y almohadas. Un par de jóvenes de Primero tienen los ojos y la cara enrojecida por el llanto, supongo que han perdido parte de su beca o bien alguna amiga repitió de curso. (…) Me siento en un escaño, frente al acceso del internado, dos niñas cargan un colchón con frmas. Desde mi lugar, no logro ver si cubren ambos lados. En la reja verde, otra niña que llora es consolada por otra, rodeándola con su brazo. Diario de campo, último día del internado. 201