La convivencia escolar desde el discurso de sus actores

Una de las mamis o paradocentes baja con un basurero roto y nos pide qué digamos quién fue; indica que hay que reunir el dinero, que el plato del microondas también se rompió. Sigo conversando ¿qué pasa si alguien se arranca? Eso no se puede me cuentan: hay alarma en la escalera, cierran con llaves las puertas y hay alambres en las murallas. Antes, me cuenta Ale, cuando estuvo su hermana sí se podía. Algunas caminan con buzo, otras traen el uniforme; me cuentan que no es obligatorio cambiarse de ropa, solo no se puede usar ropa escotada o con pabilos por los papis. Ale sube a cambiarse de ropa, decido irme, luego conoceré los dormitorios. Hasta aquí la institución totalizante no aparece tan claramente para mí, sin embargo, acá se duerme, juega y estudia. Según Goffman (2001) en un internado todos los aspectos de la vida se desarrollan en el mismo lugar y bajo la misma autoridad, la vida diaria de las jóvenes de los dos pabellones y baja el mando de una paradocente que se ubica en el segundo piso de cada pabellón. 5 La vida del internado: el ingreso como “Internista” Un par de semanas después, ya en octubre cerca de las 22 horas y luego de festas Patrias, me interno. Ingreso a la recepción del colegio. Dos estudiantes muestran asombro al verme recoger la mochila que guardaba allí con un saco de dormir y ropa para tres días. Me dirijo a la ofcina de la Inspectora del internado para que me presente a las paradocentes de la noche. En el hall, la esperan tres estudiantes: “Está ocupada, la están entrevistando” me advierten. Una alumna le hace una entrevista. Asumo que para una tarea escolar. Sale y me presenta a las paradocente María, que carga unos cuadernos con los nombres de los cursos. Ella 186

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