La convivencia escolar desde el discurso de sus actores

intervención externa” (p. 32), ya que los grupos sociales construyen su historia en interacción, nunca aisladamente, ya sea con el medio natural o con otros grupos que actúan como aliados o dominantes. De allí que la historicidad del internado de mujeres, sus avances y cambios, pueda leerse ahora desde el mundo de lo cotidiano del ser joven y mujer en el siglo XXI, desde dentro y no sólo desde fuera. 3 El ingreso al campo: de profesora a internita Dado que ejercía labores de docencia en el liceo, expliqué a fnes de agosto de ese año, a la Directora del establecimiento los objetivos de mi investigación sin darle mayores detalles que se trataba de una observación participante, consciente de mi buena imagen ante ella y le solicité poder ingresar al internado. El plano presenta los dos pabellones del internado, que albergan estudiantes de Séptimo año básico a Cuarto año de Enseñanza Media, cercados por la reja perimetral verde. Los pabellones se conectan por una galería, que tiene su límite en la panamericana, un gran pasillo que cruza de norte a sur la institución. En el límite sur se encuentra la sala de profesores y profesoras, junto a la gruta de una virgen. Hacia el oriente se encuentran las casas de los residentes que prestan servicios en el internado y el liceo. En el poniente se ubica uno de los pabellones de clases y en el extremo más alejado, la casa de la Subdirectora de la institución. Los accesos y puertas permanecen cerrados durante el horario de clases. Los pabe l lones de l i nternado se encuent ran resguardados por una reja verde que se mantiene cerrada en el horario de clases, por lo que nunca ingresé a los dos bloques de dos pisos que albergan los dormitorios. Sin duda eran un misterio, pero yo tenía una idea vaga de cómo eran las internitas, como el las mismas se autodenominaban: 183

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