La convivencia escolar desde el discurso de sus actores
establecimientos públ icos técnico profesionales y/o vocacionales desde el Ministerio de Educación a corporaciones constituidas ad hoc por los principales gremios empresariales (Cox, 1997). En este contexto de municipalización, es que el antiguo Internado femenino es traspasado junto a otros 70 establecimientos fscales de esta comuna a la municipalidad respectiva (12 liceos y 59 escuelas básicas) para cuya administración se crea la Corporación Municipal de Desarrollo Social. Una década más tarde en los establecimientos municipalizados se evidencia un fuerte impacto fnanciero y técnico pedagógico que los nuevos sostenedores municipales no son capaces de solventar (Latorre et al, 1991). Con el advenimiento de los gobiernos de la Concertación, no se altera el mapa de la municipalización que genera un sistema altamente segregado, sino que el foco prioritario apunta a ampliar la cobertura educativa. Asimismo, los colegios compiten ya sea por los recursos del estado, la subvención, o bien por los recursos de las familias, el llamado Financiamiento compartido (OPECH, 2007). El internado femenino comienza a cobrar una cuota a los padres y apoderados por este concepto, como la mayoría de los colegios a inicios de la década de los años 90. Ya en el año 2003, se promulga la ley que consagra la enseñanza media de carácter obligatoria y gratuita. Esa década, encuentra al internado con el desafío de aumentar el ingreso de sus estudiantes a la educación superior. Su Proyecto Educativo Institucional (PEI, s.f) enuncia como misión la de “ofrecer educación Humanista Científca de excelencia orientada a jóvenes de distintas regiones del país para que se inserten con éxito en la Educación Superior” (p. 9) para las jóvenes que estudian allí. Su misión es “Formar mujeres que 179
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