La convivencia escolar desde el discurso de sus actores

organizaba en comisiones de bienestar, brigadas gimnasia y excursiones, festas y publicaciones, entre otras. Los requisitos de admisión para las jóvenes internas se referían a la edad, exámenes médicos, certifcados de promoción escolar, aceptación de las resoluciones impartidas por el establecimiento, restricciones para el recibo de correspondencia fuera de la familia y un ajuar (indumentaria). En el prospecto también se establecen los valores de la pensión para internas y medias pupilas, las condiciones de promoción, las medidas disciplinarias, becas y horarios de clases. Sin duda, este período de principios del siglo XX grafca un avance sustantivo, en tanto las mujeres de clase media y pobre acceden a la educación formal, mientras en el país se discuten los preceptos pedagógicos más propios y los contenidos en los que debían ser instruidas las jóvenes liceanas. No es extraño que en ese contexto de enseñanza práctica de las mujeres, se discutiesen también los méritos de una maestra para dirigir un liceo, aun cuando sea ésta quien se transforma en la primera maestra-directora y creadora del primer internado público para jóvenes que existe hasta hoy. Carmela Silva Donoso refeja no solo un interés promotor por la educación de la mujer, sino que además emerge como una voz precursora en la necesidad del perfeccionamiento pedagógico de las maestras. 175

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