La convivencia escolar desde el discurso de sus actores

todas las miradas que lo validan, que lo hacen sentirse validado. Conoce las sanciones asociadas a su comportamiento disruptivo, por lo que busca lugares sin supervisión o lejos de la observación de los adultos (profesores, auxiliares, etc.) para no ser identifcado. Los testimonios identifcan dos tipos de acoso que suele utilizar el agresor y sus cómplices, estos son: el acoso físico y acoso psicológico. No se nota si le tira la pelota en la cabeza, a su víctima, o si le hace una zancadilla, o lo empuje o le da un puntapié, usa estrategias para lleva la agresión física a la sala de clases, pero con más sutiliza, reduce el acoso físico a manotones, pinchazos con lápices, o pequeños puñetes. Las manifestaciones de acoso verbal en cambio, se encarnan en burlas reiteradas, la víctima como centro de la burla, es agredida verbalmente, humillada con supuestas at r ibuciones de infer ior idad, mient ras cómpl ices y observadores sancionan socialmente a la víctima aislándola y tornándola invisible. Importa destacar que tras estas manifestaciones hay un proceso de socialización informal, que encauza y dirige un tipo de relaciones sociales malsanas que distorsionan profundamente no solo la calidad de la convivencia sino atentan a la formación de las nuevas generaciones Una distorsión construida simbólicamente en el valor atribuido a un liderazgo de fuerza y violencia. El choro no solo ha construido su imagen, la de su víctima sino que también ha ido infuyendo en la imagen de sus cómplices, que quieren ser como él, lo admiran, han ido aprendiendo que la violencia es buena, que da un rango, que pueden ser admirados. Por otra parte están los observadores, 162

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